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Los malabarismos de la defensa riosmontista

Miguel Ángel Albizures

Como siempre, la defensa del general Ríos Montt se sigue sacando cartas bajo la manga para retrasar el proceso e impedir a toda costa que el juicio por genocidio se reinicie, aun cuando para ello tenga que utilizar a médicos –qué sin medir las consecuencias– le receten medicinas para ponerlo más loco de lo que ha estado. La vida del General, parece que les importa poco, media vez no se llegue a juicio porque temen que se repita la condena por genocidio, pues cualquier tribunal imparcial, llegaría –de acuerdo a las pruebas y testimonios irrefutables– a las mismas conclusiones que el Tribunal que presidió la jueza Yassmin Barrios.

La desesperación de quienes tienen manchadas de sangre las manos por las atrocidades que cometieron, o por los puestos de decisión que ocuparon en los años aciagos que vivió el pueblo de Guatemala, es peligrosa porque los puede llevar a cometer cualquier otro crimen, no es que no sepan que hubo genocidio, sino que quisieran que todo quede sepultado, como quedaron sepultados, en miles de cementerios clandestinos, los cuerpos de las víctimas. Sabemos que no van a descansar para lograr sus objetivos y seguirán entorpeciendo los juicios hasta que la Justicia no se oponga de forma rotunda a las maniobras de los defensores de criminales, de narcos y del crimen organizado.

Los Generales cuerdos de los años ochenta que arrasaron, o mandaron a arrasar, aldeas completas, que desaparecieron a más de 45 mil guatemaltecos, que lanzaron a más de 80 mil personas al refugió mexicano, que obligaron, por la persecución implacable, a más de un millón de personas a abandonar su aldea, su casa, su tierra para buscar seguridad en otras regiones, o los que sobrevivieron en las comunidades en resistencia en medio de la selva, donde quedaron muchos niños y ancianos muertos de hambre, ahora piden clemencia cuando jamás escucharon el grito de quienes lloraban a sus muertos o desaparecidos, por el contrario, eran conducidos a los cuarteles para servir a la tropa que se aprovechó de la impotencia de las mujeres, muchas de ellas niñas, que fueron violadas y después asesinadas sin piedad alguna.

Nadie pide que a todos los responsables los refundan en el manicomio, en ese lugar que todos hoy dicen que es inhumano, que no es para personas, sino que los juzguen y con ello se siente un precedente para que en el futuro no volvamos a sufrir guerras tan sucias y desastrosas como la que sufrimos, y en la que los veteranos militares mostraron el salvajismo para el cual fueron instruidos en el infierno kaibil o en la llamada “Escuela de las Américas”, por la cual pasaron miles de militares que Estados Unidos entrenó para salvaguardar, en el patio trasero, sus intereses y los intereses de las oligarquías latinoamericanas.

La desesperación de quienes tienen manchadas de sangre las manos por las atrocidades que cometieron, o por los puestos de decisión que ocuparon en los años aciagos que vivió el pueblo de Guatemala, es peligrosa porque los puede llevar a cometer cualquier otro crimen, no es que no sepan que hubo genocidio, sino que quisieran que todo quede sepultado, como quedaron sepultados, en miles de cementerios clandestinos, los cuerpos de las víctimas.

Fuente: [http://elperiodico.com.gt/2015/07/30/opinion/los-malabarismos-de-la-defensa-riosmontista/]