La derecha argentina viene a cobrárselas
Carlos Figueroa Ibarra
El domingo 22 de noviembre de 2015 se celebró un proceso electoral histórico en Argentina. Histórico porque significó el fin de los doce años de la “era K”. Histórico también, porque esta derrota electoral podría encadenarse con el revés que podría sufrir el chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Finalmente, histórico porque podría ser el anuncio de lo que muchos analistas han estado planteando que podría estar sucediendo: el fin del ciclo de los gobiernos progresistas en América latina. El triunfo de la derecha argentina con Mauricio Macri a la cabeza fue un triunfo apretado, ganó con un 2.8% de diferencia.
En este contexto de diferencia tan cerrada, llama la atención la conducta del troskista Frente de Izquierda de los Trabajadores quien llamó a votar nulo, sin mucho efecto pues éste se mantuvo en el 1.19 de la primera vuelta. Lo relevante de este llamado no son sus resultados, sino la cultura política que se revela en una parte de la izquierda y que parece ser una constante en diversas partes del mundo: la ceguera ante las diferencias entre Macri que representa la restauración neoliberal y Daniel Scioli que encarnaba un abanico de fuerzas antineoliberales. La izquierda a menudo se equivoca en visualizar a su adversario principal mientras que la derecha nunca lo hace.
La derecha argentina triunfó porque después de doce años el kirchnerismo estaba desgastado por el golpeteo mediático de los grandes medios de comunicación, por los casos de corrupción en los que se vio envuelto, el acoso de la derecha internacional y por algo que se ponen en el centro de lo que se ve como el fin de los gobiernos progresistas: el fin del auge económico por el descenso del precio de los productos de la primarioexportación.
Los apetitos de restauración neoliberal en el frente Cambiemos y en su candidato Macri ya empiezan a avizorarse con sus anuncios: liberación del mercado de cambios, eliminación del impuesto a la ganancia, evasivas ante la manera de cómo encarar la agresiva ofensiva de los “fondos buitre” (aunque anteriormente Macri ha dicho que está a favor de pagarles). En el plano internacional resulta claro que Macri jugará a favor de los grandes poderes globales estadounidenses y de Europa occidental al favorecer la Alianza del Pacífico y los acuerdos con la Unión Europea. Seguirá Macri la agenda imperialista de Washington, como lo demuestra el que ya anunció que buscará la exclusión de Venezuela del Mercosur a través de la “clausula democrática” que sanciona a aquellos estados que desmantelan la democracia. El clima reaccionario empieza a cundir como lo demuestra el editorial del diario La Nación, que clama por suspender las medidas de justicia transicional para los genocidas y califica dicha justicia como “venganza”.
Falta ver si el pueblo argentino acepta pasivamente las medidas de la reacción neoliberal. El kirchnerismo surgió por la profunda crisis en la que el neoliberalismo, particularmente el gobierno de Carlos Menem, sumió al país. Esperemos que la memoria fuerte de Argentina detenga el retroceso derechista.
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