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¿Qué hacer? ¿Qué camino tomar? XII

Irmalicia Velásquez Nimatuj

El 20 de noviembre de 1542 se promulgaron las Leyes Nuevas que en cuarenta capítulos establecieron la gobernanza de las Indias, el buen tratamiento y la conservación de los indios. Esta especie de Constitución para “el nuevo mundo” sustituyó a las Leyes de Burgos emitidas por Fernando II, el 27 de diciembre de 1512.

Las Leyes Nuevas buscaron mitigar las múltiples violaciones que cometían los conquistadores y sus descendientes en la vida y cuerpos de los pueblos originarios. Por eso se proclamó la libertad de los indios explicitando que no serían esclavos por ninguna razón, se reguló la forma de recompensar a los conquistadores, se definió la ejecución de los “nuevos descubrimientos” pero fundamentalmente se abolió la Encomienda hereditaria –que era el reparto de indios y su descendencia–.

Con este paquete de leyes, el rey, al regular la Encomienda tocó la columna vertebral del poder y de la generación de la riqueza de los peninsulares. Trastocando así el linaje que construían y que implicaba heredar sus posesiones a sus hijos y a eso, no estaban dispuestos a renunciar. Por eso, los conquistadores-encomenderos rechazaron las leyes violentamente y no permitieron que les quitasen la mano de obra esclava que garantizaba la producción de su fortuna. Los Encomenderos y la Iglesia católica se unieron y con sangre lograron que en 1545 la Corona derogara las Leyes Nuevas y eso perpetuó la Encomienda-Esclavitud.

Hoy los herederos de los encomenderos del siglo XVI, arremeten contra el reconocimiento constitucional del Derecho Indígena bajo el argumentando de la ignorancia y falta de profundización en el tema. Sin embargo, la razón de fondo es la misma, se niegan a que los indígenas como seres libres ejerzan el derecho a mantener el equilibrio de sus mundos y con argumentos falaces buscan mantenerlos en la miseria, ignorancia y controlándolos ideológicamente a través de las iglesias, para garantizar los hambrientos brazos que necesitan sus empresas o para despojarlos de sus últimos territorios. Esto es intolerable e inhumano para quienes somos descendientes de la Encomienda y sobrevivientes de los genocidios pero indispensable para reproducir el linaje de los criollos y heredarlo a sus descendientes de esta finca llamada Guatemala.

Esto es intolerable e inhumano para quienes somos descendientes de la Encomienda y sobrevivientes de los genocidios pero indispensable para reproducir el linaje de los criollos y heredarlo a sus descendientes de esta finca llamada Guatemala.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj