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Irmalicia Velásquez Nimatuj

En un momento nefasto y doloroso para Guatemala, la miopía de la izquierda debe de cuestionarse, porque sus dirigencias no estuvieron a la altura de las expectativas que la población esperaba de ellos, dado que no lucharon en bloque para frenar o complicar el fraude que está materializándose.

Las elecciones generales de 2023 serán documentadas como el proceso que solidificará el camino al régimen dictatorial que inició Jimmy Morales y que continuó con ahincó Alejandro Giammattei, y donde la izquierda ha tenido una triste actuación porque a pesar de tener claridad del nefasto escenario político, en el que se vive, controlado totalmente por las elites tradicionales y las elites recientes, producidas por el crimen organizado, fueron incapaces como instituciones políticas, léase el MLP, URNG, WINAQ, SEMILLA y quizá VOS de despojarse de sus egos y ambiciones personalistas para apostarle al país, impulsando una sola propuesta presidencial, que hubiera implicado una única propuesta de diputados para listado nacional, distrital y Parlacen, así como candidatos para las 340 alcaldías. De haberse logrado un acuerdo a ese nivel no solo se hubiera convertido en un hecho histórico, sino que fundamentalmente le hubiera dado una leve esperanza al país para enfrentar el clima de terror en que el actual gobierno mantiene sumida a Guatemala, pero sobre todo, se hubiera tornado en una opción para los votantes conscientes, quienes usando su voto hubieran levemente desafiado al tsunami de terror e impunidad con el que avanzan, arrasan e imponen un único modelo económico y político que solo beneficia a un pequeño sector del país.

Lamentablemente las dirigencias de estos partidos fueron incapaces de responder al momento histórico que atraviesa a la nación y en lugar de tornarse en un ejemplo de negociación por un objetivo en común, decidieron optar por tomar cada quien sus propios caminos provocando que los pocos sectores conscientes se diluyan, que en el fondo es lo que el sistema busca, porque eso les garantiza que cualquiera de sus 19 candidatos de derecha o extrema derecha ganará “legalmente” y continuará gobernando para que el status quo no cambie sino se fortaleza para seguir incrementando sus ganancias.

En un momento trágico, doloroso y crítico para Guatemala, la miopía de la izquierda, debe de ser cuestionada, porque ellos y ellas como dirigentes y como partidos políticos alternos, conocedores de las causas estructurales de las desigualdades e inequidades que impiden desde hace cinco siglos, una vida digna para las mayorías, no estuvieron a la altura de las expectativas que la población esperaba de ellos, dado que tuvieron en sus manos la posibilidad de frenar o complicar el fraude de la extrema derecha que está en camino a materializarse.

No cabe duda de que la izquierda necesita renovarse y requiere de nuevas dirigencias dispuestas a dejar todo por un nuevo país, en donde se priorice la vida colectiva, y el deseo profundo porque cada uno de sus habitantes, sin importar sus orígenes de clase, raza, género o su lugar de residencia, tenga el derecho a ser feliz.

No cabe duda de que la izquierda necesita renovarse y requiere de nuevas dirigencias dispuestas a dejar todo por un nuevo país, en donde se priorice la vida colectiva, y el deseo profundo porque cada uno de sus habitantes, sin importar sus orígenes de clase, raza, género o su lugar de residencia, tenga el derecho a ser feliz.

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj