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Samuel Pérez Attias

Quienes queremos vivir en un país libre y democrático estamos hoy indignados ante las arbitrariedades y abusos del presidente Morales. Ya no se trata de defender o no a la Cicig. Esa es una división absurda en las actuales circunstancias. Se trata ahora de defender al Estado de Derecho, la Libertad y la Institucionalidad.

El presidente de la República, el ministro de Gobernación, la Dirección General de Migración, y los funcionarios involucrados cometieron una flagrante violación a la Institucionalidad al no permitir el ingreso del colombiano Yilen Osorio. Esto va más allá de la pertinencia de la Cicig en Guatemala, va más allá de una superficial lucha ideológica entre comunistas versus capitalistas y trasciende los argumentos infames sobre una presunta intervención extranjera en Guatemala.
En realidad,…

En realidad, lo que vemos es lo que a un ciudadano —a medianamente educado/a— y con un poco de conocimiento sobre el Estado de Derecho debiera preocuparle. El presidente tomó una decisión arbitraria y desobedeciendo a la potestad de la ley y los balances de poder que deben imperar en una República, ignoró la resolución de la Corte de Constitucionalidad de permitir el ingreso del Investigador Osorio. De hecho, conforme a lo estipulado en el Acuerdo Ministerial No. 322-2013, emitido por el Ministerio de Gobernación, el 28 de junio de 2013, ningún ciudadano colombiano necesita visa para ingresar al Guatemala por lo que no existía argumento ni justificación legal para no permitir su ingreso. Apoyar al presidente en su decisión, estimado y estimada lectora, es otorgarle en bandeja de plata a dicho funcionario el poder de decidir quién entra al país y quién no. Pero más que ello, eso es sentar el precedente de que en este país las leyes pueden ser violadas cuando el presidente lo desee y de acuerdo a sus intereses personales. Y eso es peligroso.

Justificar las arbitrariedades del presidente, un ministro o una ministra es sembrar las bases para lo que puede ser una dictadura y un gobierno autoritario. Si hoy se viola la institucionalidad con lujo de fuerza y utilizando técnicas de intimidación policial para defender un capricho del presidente, mañana se seguirá haciendo por intereses personales de funcionarios públicos en detrimento del bienestar de la ciudadanía. Y permítame recordarle: la ciudadanía es usted, sus hijos, sus parientes y sus amigos también.

Hoy se deja por un lado el imperio de la ley y la institucionalidad para perseguir a un funcionario de Cicig y violentar sus derechos. Mañana puede ser a usted, a su empresa, a su familia a quien se le violen sus derechos y será usted entonces el o la culpable por haber acuerpado y justificado la decisión de un aprendiz de dictador como es el comediante Morales.  

Este año más que otros, los y las ciudadanas debemos buscar unidad contra la corrupción y la impunidad. Buscar diluir la unidad ciudadana y atomizar a la población será la estrategia ganadora de quienes se benefician de un Estado capturado y la democracia secuestrada. No permitamos que eso suceda. Si podemos unirnos en cosas triviales, podemos unirnos en cosas trascendentales. Que así sea a partir de ahora. Nunca seremos pocos mientras estemos unidos/as.  No subestimemos el poder de un pequeño grupo de personas pensantes y comprometidas pueden hacer, pues al final del día, así es como se han gestado los más grandes cambios en la historia.

Fuente: [http://plazapublica.com.gt/content/ya-no-es-estar-favor-o-en-contra-de-la-cicig-ahora-toca-defender-el-estado-de-derecho]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Samuel Pérez Attias