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¿Qué hacer? ¿Qué camino tomar? (III)

Por eso, cuando acusan a los indígenas de que solo saben bloquear carreteras, están mintiendo y retorciendo la realidad.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

Por inverosímil que parezca, la historia inmediata registra que los pueblos indígenas, a pesar de que su existencia antecede a la conquista española (1524), fueron reconocidos hasta 1995 en el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (AIDIPI) firmado por la URNG y el Gobierno en México. Nadie pudo predecir que de las cenizas del genocidio maya florecerían las y los descendientes priorizando demandas de justicia por crímenes cometidos por el Estado contra sus padres y abuelos durante el conflicto armado. Simultáneamente, demandaron la vigencia de sus derechos culturales, políticos, económicos y sociales. Así, con la organización vino la construcción de propuestas, identificando al Organismo Legislativo como un espacio fundamental de lucha.

Es a partir de la firma de la paz, que integrantes de pueblos indígenas construyeron, consensuaron y presentaron más de quince anteproyectos de ley, la mayoría como parte del cumplimiento del AIDIPI, aquí menciono algunas: Ley de Lugares Sagrados (Registro 3835), Ley de Consulta a Pueblos Indígenas (Registro 4051), Ley de Generalización de la Educación Bilingüe Multicultural e Intercultural (Registro 3913), Reformas a la ley de Consejos de Desarrollo (Registro 3897), Reconocimiento del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (Registro 2699), Ley de Jurisdicción Indígena (Registro 3946), Ley de Desarrollo Rural (Registro 3901), Ley general sobre Derechos de los Pueblos Indígenas (Registro 4047), Ley de Radiodifusión Comunitaria (Registro 2621) entre otras. Sin embargo, a pesar del trabajo organizativo y técnico de alto nivel ejecutado por los propios indígenas, hasta hoy, ni uno solo de estos anteproyectos de ley ha sido discutido a profundidad y menos aprobado por el Congreso, lo que evidencia la marginación de las demandas indígenas.

Por eso, cuando acusan a los indígenas de que solo saben bloquear carreteras, están mintiendo y retorciendo la realidad, los paros ocurren después del hastío de ser permanentemente ignorados, incluso por el Congreso –uno de los pilares de la “democracia” occidental– que no ha hecho sino burlarse de las demandas y urgencias indígenas reduciendo sus históricas demandas a la aprobación o reforma de aspectos exclusivamente culturales. Por eso, en base a sus resultados, el Congreso también es uno de los principales enemigos de los pueblos indígenas.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj