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Creompaz I

En el  país hubo genocidio  contra todos los pueblos indígenas.

María Aguilar

Abordar el delito de genocidio, en un país estructuralmente racista como Guatemala, es un desafío porque la mayoría de la población ladina y mestiza, sin importar su condición de clase social, se rehúsa, sin argumentos, a suministrar valor a las vidas indígenas.

La Comisión del Esclarecimiento Histórico (1999) documentó, en su momento, que actos de genocidio fueron cometidos contra cinco de los 22 pueblos mayas de Guatemala: el pueblo Ixil, Q’anjob’al, Chuj, Achí y K’iche’. Sin embargo, fuera de especificidades legales, en Guatemala el genocidio ocurrió contra los pueblos indígenas en general. Y cada uno de los casos de masacres y desapariciones forzadas que ha logrado llegar a juicio en cortes nacionales, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y en la Audiencia Nacional Española, aportan pruebas que evidencian que en Guatemala existió una campaña genocida contra pueblos indígenas en el marco de la estrategia contrainsurgente de guerra.

Hasta el momento se asume el delito de genocidio en referencia al pueblo Ixil o a las órdenes de Efraín Ríos Montt. Por eso, el caso Creompaz es vital porque aunque no busque juzgar el delito de genocidio, abre una ventana que permitirá develar los mecanismos de terror e inteligencia utilizados durante los regímenes previos y posteriores al de Ríos Montt. Los testimonios, documentos de estrategia militar y otras evidencias aportarán a entender: ¿Cómo se ejecutó la estrategia militar que dio lugar a los procesos de tierra arrasada en contra de pueblos indígenas más allá del Ixil?

Es decir, el caso Creompaz, ayudará a expandir la historización del proceso de genocidio en Guatemala.

El caso involucra a diez militares acusados de desaparición forzada, relacionados con 558 osamentas de hombres, mujeres y niños, la mayoría con señales de tortura, descubiertas en la antigua base militar de Cobán, Alta Verapaz, hoy macabramente convertida en centro de entrenamiento de Naciones Unidas y del Ministerio de Defensa para misiones de paz. Esta semana continuará la audiencia intermedia para decidir si los acusados son enviados a juicio.

Independiente de la decisión de la jueza, Guatemala está asentada sobre cementerios clandestinos que irán uno a uno desenterrándose y desde donde miles de desaparecidos hablarán sobre las personas e instituciones responsables.

Por eso, el caso Creompaz es vital porque aunque no busque juzgar el delito de genocidio, abre una ventana que permitirá develar los mecanismos de terror e inteligencia utilizados durante los regímenes previos y posteriores al de Ríos Montt.

Fuente: [http://elperiodico.com.gt/2016/05/09/opinion/creompaz-i/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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