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CREOMPAZ II

María Aguilar

La semana pasada correspondió a los abogados de la defensa de los 10 militares acusados de desaparición forzada y crímenes contra la humanidad, de iniciar sus alegatos sobre la inocencia de sus clientes y argumentar la posible falta de mérito de las pruebas de la fiscalía y los querellantes.

Una de las primeras líneas de la defensa de los militares, en este y otros casos sobre delitos de crímenes de lesa humanidad, es evocar el derecho de amnistía. A pesar, que en Guatemala se reglamentó que solo aplica a crímenes políticos. Sin embargo, esta táctica recurrente busca pasar por encima de la Ley de Reconciliación Nacional y de tratados internacionales que indican que para delitos de genocidio, deberes contra la humanidad, tortura y desaparición forzada NO aplica la amnistía.

Las amnistías por crímenes espeluznantes, como los ocurridos en Guatemala, no solo avalan el olvido sino que representan un claro ejemplo de la impunidad, indicando que las vidas arrebatadas y desaparecidas no merecen justicia. Dentro de los datos de la CEH se reportó que el 91 por ciento de desapariciones forzadas fueron responsabilidad de las fuerzas de seguridad del Estado. Así mismo, fue entre 1981 y 1983, periodo abarcado por el caso de CREOMPAZ, que ocurrieron la mitad del total de las muertes y masacres ejecutadas contra poblaciones indígenas durante la guerra. Por eso, en el frágil intento de democracia en el que vivimos, favorecer cualquier tipo de amnistía sería intentar construir la “paz” sobre las ruinas del olvido, la desmemoria, la violación, la tortura, la desaparición y la muerte, sin entender que sobre cimientos de impunidad jamás podrá florecer una nación.

El novelista Elias Khoury escribiendo sobre la guerra civil libanesa señaló: “la guerra nunca terminará porque está dentro de nosotros”. En Guatemala, la guerra también habita dentro de los sobrevivientes y de los victimarios. Por eso quizá sea tan difícil entender que el exigir justicia no es revanchismo sino es el intento de forzar a la sociedad, al Estado y a sus fuerzas de seguridad a confrontar su violento pasado. Porque es a través de la justicia que se espera que la guerra salga de esa herida que sigue abierta.

Las amnistías por crímenes espeluznantes, como los ocurridos en Guatemala, no solo avalan el olvido sino que representan un claro ejemplo de la impunidad, indicando que las vidas arrebatadas y desaparecidas no merecen justicia.

Fuente: elPeriódico [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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