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María Aguilar

La semana pasada se viralizaron imágenes de la Patrulla Fronteriza norteamericana realizando una redada de migrantes haitianos en la frontera sur de Texas. Como una evocación del pasado, las imágenes de hombres blancos a caballo, con látigo en mano, cazando a hombres negros fueron un eco de la práctica de la caza de esclavos que comenzó en 1700s en los Estados Unidos. Se trata de las mismas patrullas que dieron origen a la actual policía sureña.  

En ese entonces, las patrullas de esclavos eran integradas por voluntarios blancos que buscaban a quienes escapaban de las condiciones crueles e inhumanas en las que eran mantenidos por los terratenientes blancos. Los miembros de las patrullas podían entrar a cualquier lugar, basados en la sospecha de que estuvieran escondiendo a hombres o mujeres fugitivos. Se movilizaban a caballo, con látigos y perros de caza para atrapar a hombres, mujeres, ancianos o niños y también para crear un clima de terror que evitara que otros esclavos decidieran escapar.

Hoy, las patrullas de hombres blancos a caballo, que irónicamente incluye a un buen número de hombres y mujeres descendientes de migrantes, quienes han internalizado el colonialismo interno blanco, son quienes persiguen a migrantes que escapan de países y condiciones insostenibles que los condenan a la muerte ya sea por miseria o violencia. Por lo tanto, es inaudito que a estas alturas, ante tantas mesas sobre migración y grupos de apoyo Estados Unidos no cuente con una agenda migratoria humana, en la que deje de ver a los migrantes como fuerza de trabajo que puede explotar cuando necesita, pero jamás como seres humanos merecedores de un trato digno.

Las fronteras y los sistemas que las construyen son crueles y violentos, pero además están guiados por un sistema de supremacía blanca en el que las “fuerzas del orden” responden a las lógicas racistas y coloniales de los Estados. Hoy son haitianos quienes huyen en masa de un país con la institucionalidad destruida por siglos de venganza imperialista estadounidense y europea. No obstante, la migración no parará. Hasta hace poco las noticias de migrantes pidiendo asilo la ocupaban centroamericanos, en ambos casos las discusiones en los Estados Unidos sobre cómo tratar el tema carecen de humanidad y se enfocan en presentar un análisis sensacionalista y ahistórico de las causas de la migración.

En un acto, no sorpresivo que muestra la poca aceptación de responsabilidad por la violencia inherente en las fuerzas de seguridad y por la manera violenta de actuar contra migrantes que buscaban asilo, las autoridades estadounidenses declararon que los caballos ya no se serán usados en los patrullajes de la frontera, olvidando que no era el caballo quien iba usando el látigo.

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

María Aguilar Velásquez
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