Volver a la plaza
¿“Guatemala se salvó”? ¿La Línea-2 no importa? ¿Ahora ya estamos bien?
Mario Roberto Morales
En cuanto tomó el poder el ultraderechista Maldonado, los asesinatos de dirigentes populares y de un fingido miembro de la CICIG (porque el muerto resultó ser un impostor) empezaron a sucederse, y el Gobierno y La Línea-2 se dedicaron a pregonar que “Guatemala se salvó” y que “Ahora hay que invertir”, como si la corrupción y demás problemas del país se hubieran acabado con las elecciones. Luego de las protestas que lograron cambios para que todo siguiera igual, se viene una militarización de la sociedad —porque eso sirve a La Línea-2 para hacerse exclusiva socia minoritaria de la inversión del Plan para la Prosperidad—, y por ello estos asesinatos son sólo el preámbulo de lo que vendrá después, cuando Jimmy y los militares fascistas controlen el Estado, ya que esas inversiones implicarán más mineras, más hidroeléctricas y más palma africana, lo cual supone a su vez más conflicto social, aunque no del tipo del de la trompetita y el triunfalismo “indignado” (ahora conmigo), sino del que surge de la explotación —es decir, el organizado y con objetivos de cambio económico estructural—, y eso será reprimido con una violencia igualmente organizada, y no festejado por la ONU, la OEA, CNN, el CACIF, los neoliberales y los medios de derecha progre, como lo está siendo la leve y fugaz “revolución de colores”.
El movimiento popular organizado habrá de prepararse para esta embestida militarista buscando su unidad de acción y de propósito. Y en este esfuerzo se incluye al movimiento estudiantil carolino en solitario (pues su unidad con los estudiantes indignados de otras universidades —como en la efímera “primavera azul y blanco”— ya no se dará, en vista de que esta lucha no será un simulacro). Por aparte, es de esperar que los indignados y los rebeldes de la trompeta y el disfraz se unan a la acción de las organizaciones populares para presentar un solo frente de la sociedad civil ante el retorno de la barbarie, y no que vayan de vez en cuando a la plaza a protestar en pequeños grupos sólo por issues (justos pero) dispersores. La sociedad civil necesita presentar un frente unido ante el regreso de los genocidas que se agazapan detrás de la cara de bobo de “Aristónteles”. Y ¿qué mejor manera —además— de demostrar que el movimiento de clase media urbana no está manipulado que volviendo a llenar la plaza? Mucho me temo empero que si no se reactiva la multitud de perfiles falsos que mágicamente desapareció de las redes sociales después de las elecciones, la plaza tampoco volverá a llenarse. Y no se reactivará porque, por ahora, ya cumplió su cometido. Yo seré el primero en alegrarme de estar equivocado si los indignados llenan otra vez la plaza ¡aunque sea para seguir la fiesta! Y más aún si avanzan de la simple indignación a una lucha que exija a la CICIG entregarnos a La Línea-2, al Congreso replantear las leyes y al “Gobierno de transición” no militarizar la política.
Sólo una movilización que no fallezca en la catarsis sino que junto a las organizaciones populares exija cambios estructurales, hará fracasar la táctica de la “revolución de colores” y la de la “lucha contra la corrupción”, las cuales actúan como técnicas de control político por medio de estimular a la interconectada masa “posmo” a creer en su espontaneidad y en la efectividad de una acción social sin organización ni agenda estratégica. Si la plaza vuelve a llenarse, ¡me tragaré feliz cada una de mis palabras!
Yo seré el primero en alegrarme de estar equivocado si los indignados llenan otra vez la plaza ¡aunque sea para seguir la fiesta! Y más aún si avanzan de la simple indignación a una lucha que exija a la CICIG entregarnos a La Línea-2, al Congreso replantear las leyes y al “Gobierno de transición” no militarizar la política.
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