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Defendamos esta revolución

La oligarquía y su servidumbre neoliberal la quieren para ellos.

Mario Roberto Morales

El CACIF impuso como vice a un ex miembro del autollamado “partido de la violencia organizada” para que luego de la renuncia de Pérez monte un “gobierno de transición” favorable a los intereses oligárquicos. Un gobierno que supuestamente trascienda la corrupción y la ineficacia de un Estado que la derecha califica de secuestrado por la “clase política” obviando decir que esa “clase” es su estamento de servidumbre. El CACIF quiere cambios para que todo siga igual. De aquí que —ante la protesta masiva— sus medios de comunicación avalen con fingido entusiasmo las colosales movilizaciones populares que claman por una reforma estructural del Estado y por un replanteo del modelo económico oligárquico-neoliberal. Divierte ver a los altoparlantes “libertarios” del poder oligárquico desgañitarse en la Plaza de la Constitución, lanzando sapos y culebras en contra de los políticos que sus patrones oligarcas pagan. Ahora, hasta los periodistas más serviles de la oligarquía se consumen en patrio ardimiento ante las cámaras y derraman tinta-sangre en sus notas contra la corrupción “de los demás”.

Así es: la oligarquía se quiere robar esta revolución. Por eso ha movilizado a su batería de altoparlantes en sus medios masivos, los cuales a la vez que agitan contra la corrupción de “unos cuantos”, claman por “no romper el orden constitucional”, arguyendo que eso puede ser “desastroso para el país”; como si no viviéramos ya un desastre económico y político derivado del modelo oligárquico-neoliberal que, a partir de Arzú, se entronizó en este país privilegiando a grupos paralelos de poder, a bandas del crimen organizado y de narcoactividad, a las corporaciones religiosas fundamentalistas, a las compañías de extracción de minerales estratégicos y a la agroindustria energética. Pero no, señores: el pueblo movilizado sabe todo esto y no se dejará embaucar más. Esta movilización ya rebasó a la clase media y es, desde el sábado 16 de mayo, un movimiento multiclasista y multicultural, con el denominador común de que reivindica cambios estructurales para beneficio del pueblo. Esto lo convierte en popular. De modo que el sujeto en las calles es un sujeto nacional-popular-interclasista-interétnico, porque la acción conjunta lo ha hecho pasar de lo multi a lo inter. Y eso en sí mismo es revolucionario aquí y en cualquier parte del mundo.

El CACIF ha dado su beneplácito al falso recambio gubernamental de Pérez, quien despide a unos ladrones para poner a otros en sus puestos. Además del caso del vicepresidente fascista, allí está el de quien iba a ser su secretario privado, impugnado por su sonoro pasado de corrupción. Allí está también el del nuevo candidato a presidente por el PP (o Banda de los Pepes), conocido por sus fraternos vínculos golpistas y delincuenciales con el prófugo de la Boutique Emilio y con muchos otros de su ralea. El CACIF, la Banda de los Pepes y los Camisas Blancas neoliberales pretenden robarse esta revolución con una “hoja de ruta” tibia y a su medida. ¡No lo permitamos! ¡Esta revolución es del pueblo y sus logros son para el pueblo! Rechacemos por tanto todo lo que venga de la élite y formemos un gobierno que replantee estructuralmente el Estado y eche a andar cambios económicos hacia un capitalismo con igualdad de oportunidades, libre competencia y control de monopolios. Nada de socialismo. Tampoco caigamos en la trampa de los falsos radicales. ¡Lo primero, primero!

Mario Roberto Morales
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