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¡Esto apenas acaba!

Ante el alegre triunfalismo y la indiferente inmovilidad de los “indignados”.

Mario Roberto Morales

El objetivo de La Línea-2 de eliminar a Pérez por impresentable y a Baldizón porque no negoció con ella ningún ministerio, fue bien ejecutado por los periodistas progres de izquierda y derecha y por el TSE, y el resultado de ese triunfal operativo es que, ahora, el Plan para la Prosperidad estará en manos de un presidente fascista pero “de a sombrero”. O sea: en vez del ala militar corrupta y criminal pero “progre” que teníamos, ahora nos gobernarán los cavernarios. ¿Valió la pena obedecer a La Línea-2 y manipular a la masa ignara sabiendo que ninguno de los candidatos es peor o mejor que los demás?

El objetivo de La Línea-2 de ocultar la corrupción estatal como expresión de un sistema económico monopolista (haciéndola recaer en unas pocas personas “malas” y sólo como un “defecto ético” aislado), cuajó del todo en la doble moral cristiana de la progresía “sublevada” y el resultado es que, ahora, cuando ya los “malos” —Roxy, Otto & Cía.— están presos, los vociferantes “indignados” olvidaron que la corrupción necesita de dos socios para consumarse (el que recibe los sobornos y el que los paga) y que en este acto de “justicia” falta La Línea-2, integrada por los empresarios cuyos objetivos de impunidad se están cumpliendo gracias a esta alegre “revolución de colores”. ¿Por qué ya no sale “el pueblo rebelde” a exigirle a la discreta CICIG que señale a los miembros de La Línea-2? Pues porque se tragó el confite de que “la corrupción” era sólo un problema de dos amantes pecadores que hoy están siendo castigados por Dios.

Lo que los manipulados “rebeldes” lograron fue que el sistema político corrupto se perpetuara y mutara hacia lo peor. Pues cuando Neto esté en la presidencia, sus titiriteros —los de las desapariciones forzadas y el genocidio— harán “limpiezas sociales” de “peludos” y otros “terroristas” progres. También lograron (“sin choque sangriento”) que se reforzara el orden económico corruptor de La Línea-2. O sea: fueron los manipuladores (¡y no el pueblo!) los que triunfaron. Y negarlo implica ponerse de su lado.

Ante la súbita pasividad de los “indignados” ¿en dónde quedan eslóganes como “Guatemala despertó”, “La fiscalización ciudadana será permanente” y “Guatemala ya nunca será la misma”? ¿En dónde, si ya no hay “indignados” o no salen de sus casas? ¿En qué oscuro rincón del alma progre quedo la “indignación”? ¿Qué se hicieron las organizaciones populares que con su unidad librarían una lucha que “apenas empezaba”? ¿Les bastó ver a Otto y a Roxy presos para darles su perdón cristiano? ¿Con base en qué los progres repiten el mantra de CNN sobre que Guatemala le dio un ejemplo al mundo porque derrocó a un presidente maligno sólo con alegres y mansas movilizaciones? ¿Ignoran aún que esas marchas fueron manipuladas por miles de perfiles falsos en las redes sociales, los cuales invitaban a soplar trompetitas, a protestar “con arte” y a “no meterse con la generación equivocada”? Si los movilizados no hubieran sido manipulados estarían exigiendo que cayera La Línea-2 y fiscalizando la política. Pero ya los ricos están quitándose impuestos y nadie dice ni pío, engolosinada como anda la progresía con el culebrón de una pareja de pecadores en el bote y un “gobierno de transición” fascista.

¿Aceptan los hoy hogareños “indignados” y los comunicadores progres pero afectos a La Línea-2 que, por ellos, aquí nunca ha sido más cierto que cada país tiene el gobierno que merece?

¿Por qué ya no sale “el pueblo rebelde” a exigirle a la discreta CICIG que señale a los miembros de La Línea-2? Pues porque se tragó el confite de que “la corrupción” era sólo un problema de dos amantes pecadores que hoy están siendo castigados por Dios.

Mario Roberto Morales
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