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Reforma o refundación y las señales del cambio

Edgar Celada

Se ha instalado, al menos en una parte de la sociedad, la conciencia de que los cambios en el país, alentados por las movilizaciones populares de 2015, deben conducir a transformaciones de orden legal, incluso constitucionales.

El reformismo desde las alturas, por ejemplo, está realizando un “diálogo nacional” sobre cambios constitucionales en materia de Justicia. A través de reuniones en cabeceras departamentales y una página web se captan opiniones “de la sociedad civil”, en torno a la propuesta de modificaciones presentada por una secretaría técnica liderada por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.

Ese proceso culminaría en una iniciativa de ley apadrinada por los presidentes de los tres poderes del Estado, a continuación aprobada por el Congreso y sometida después a consulta popular, en los términos de la Constitución Política de la República de Guatemala. Es la reforma acotada: hasta ahí, no más.

En ámbitos académico-políticos y de organizaciones sociales, sin embargo, se habla de algo más profundo: de la refundación del Estado. No queda claro, por el momento, cómo se abrirá paso ese proyecto. Si bien son identificables las bases sociales de la propuesta, no aparece aún en el horizonte su forma organizativa-política.

Pero no solamente falta el instrumento político-orgánico: hay señales de división en aquella base social. Así, para hoy se espera una jornada de bloqueos carreteros y manifestaciones, convocada por la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas y el Comité de Desarrollo Campesino, quienes tienen también un difuso planteamiento de refundación. A los ojos urbanocéntricos no hay diferencia, pero está claro que son líderes y organizaciones distintas a las que, hace varias semanas, realizaron la Marcha por el Agua.

Y como en Guatemala no faltan los vivos, prestos a comerse el mandado, anda circulando una convocatoria en la que aparecen mezclados, según los decires, algunos ex líderes guerrilleros, algunos exmilitares, el expresidente Jorge Serrano Elías y hasta, se afirma, el excandidato presidencial Manuel Baldizón, todos bajo la sombrilla de su propia idea de la refundación. O su propio afán de pescadores en el río revuelto de la crisis.

Más allá de esas y otras propuestas reformistas o refundadoras, hay dos corrientes que están moviendo lo que parecía inamovible. La primera, literalmente, nos viene del Norte, pero no hay espacio, hoy, para hablar de ella.

La otra, más silenciosa, nace de la sociedad. Tómese nota, por ejemplo, de la victoria ciudadana que significa la orden judicial del cese de operaciones en la mina El Tambor, hasta que se haga la consulta a los habitantes de los municipios de San Pedro Ayampuc y San José Pinula.

A la luz de esa resolución de la Corte de Constitucionalidad, crece el significado del triunfo del NO a la minería, en la consulta ciudadana del domingo 8 de mayo en el municipio de Quesada, Jutiapa.

Tales, entre otros, son los signos del cambio. Aunque al Cacif no le gusten.

En ámbitos académico-políticos y de organizaciones sociales, sin embargo, se habla de algo más profundo: de la refundación del Estado. No queda claro, por el momento, cómo se abrirá paso ese proyecto. Si bien son identificables las bases sociales de la propuesta, no aparece aún en el horizonte su forma organizativa-política.

Fuente: [http://www.s21.gt/2016/05/reforma-refundacion-las-senales-del-cambio/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Edgar Celada Q.
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