Llegamos al miércoles y Otto Pérez Molina se aferra a la presidencia
Edgar Celada
¿Por tozudez, miopía política y soberbia, o porque alguien más lo sostiene con el cálculo de hacer «control de daños», apostando por una solución gatopardista a partir de las votaciones convocadas para el 5 de septiembre y el relevo presidencial del 14 de enero de 2016?
Puede ser una combinación de esos y otros factores. En todo caso, tanto OPM como quienes lo sostienen (dice Gustavo Berganza que son CACIF y la embajada de Estados Unidos), hacen una lectura equivocada de lo que está pasando en Guatemala: aquí hay una crisis política profunda que no se resuelve con «control de daños».
La solución debe ser política, con reformas de tanta profundidad como lo exigen las demandas ciudadanas:
A) Renuncia de Otto Pérez Molina, cuya credibilidad para propiciar cualquier cambio es inexistente. Ni él ni sus apalancadores han comprendido que OPM ES LA CORPORIZACIÓN DEL PROBLEMA y UN OBSTÁCULO PARA SOLUCIONAR LA CRISIS.
B) Establecimiento de un nuevo gobierno (que incluso puede ser presidido por Alejandro Maldonado Aguirre e integrado por un\a nuevo vicepresidente con reconocimiento social y un nuevo gabinete de ministros no cómplices del saqueo) que adopte un programa básico e inmediato de reformas políticas que, sin romper la ya maltrecha legalidad constitucional, permita avanzar en la satisfacción de las principales demandas ciudadanas.
C) Satisfacción de un plan mínimo: 1) justicia, verdad, persecución y castigo a los corruptos; 2) suspensión del proceso electoral en curso y convocatoria de uno nuevo, sin salirse ni violentar los plazos para renovar autoridades; 3) nuevas reglas electorales para frenar a candidatos presidenciales surgidos de y continuadores del latrocinio; 4) no reelección de diputados venales, tránsfugas y eternizados en las curules, y 5) no reelección de alcaldes corruptos y casi vitalicios.
ESTE PLAN MÍNIMO DEBERÍA SER SOLAMENTE EL PRINCIPIO DE LAS REFORMAS POLÍTICAS, SOCIALES Y ECONÓMICAS QUE EL PAÍS NECESITA.
Las y los guatemaltecos estamos convocados el próximo sábado 30 de mayo a manifestarnos nuevamente.
Las demandas están claras: vamos poniéndolas en orden y organizándonos para hacerlas efectivas.
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