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Guatemala: Una economía desigual

Santos Barrientos
santosbarrientos3@gmail.com

En Guatemala no solo se habla de la impunidad que exige la desmemoria, la pérdida de la memoria histórica, se habla también de esa crisis institucional del Estado, de la violencia alimentada por el mismo sistema para mantener el establishment del país y así de un sinfín de problemas que menguan el subdesarrollo.

En el tema económico vemos una sociedad que se coarta a recibir migajas para salvaguardar la subsistencia, cuando lo que se percibe consiste en la apreciación del “sálvese quien pueda”, este sistema se desarrolla en una economía desigual, en un sistema que premia al “más apto” y aborrece al “menos apto”, un sistema que pregona en su propio Estado de Derecho la libertad pero que acribilla a las espaldas con la supuesta  “flexibilización del mercado laboral” como si en nuestro país esto se viera en la práctica.

Las balas y la cárcel son la terapia de los pobres, aquellos que a diario ponemos los pies en la tierra para ir a subsistir en el precario sistema que se alimenta de la podredumbre,  donde la economía de los que se mantienen en la opulencia sigue engordando billeteras y la muchedumbre social engorda sueños, estableciéndose en una economía de consumo y desigual que sirve de motor para el desarrollo de los ricos y cada vez empobrece a los más pobres, dicho en palabras de Eduardo Galeano “El mismo sistema que necesita vender cada vez más, necesita también pagar cada vez menos”. Y es que, la sociedad se va desarrollando en un embalaje de sueños rotos que enriquecen los medios de comunicación para vender, en palabras de Aldous Huxley: “un mundo feliz”.

Salimos a las calles con el afán de llevar a la casa un plato de comida, pero la economía desigual solo beneficia a una minoría y la otra parte se mantiene en un estatus que no se provee de los recursos de “desarrollo  personal”, a esto se puede atiborrar un conjunto de situaciones implícitas en el subdesarrollo del país, que es la violencia, esta emerge para conservar la industria del miedo, donde unos cuantos cleptómanos alimentan ese sistema que no permite el desarrollo a expensas de los poderes lóbregos. Además, existe una injusticia social que es fuente del derecho que la perpetua y trae consigo la carga de desigualdad.

Es así como se desarrolla la economía desigual, un Producto Interno Bruto en manos de la propiedad privada que sobrepasa la propia economía del país, es decir, el propio PIB del Estado, y una economía social para las mayorías que se mueren de pobreza, desnutrición y el cúmulo de males que se vislumbran a la intemperie, así es como se va amordazando esa crisis institucional en manos de los políticos y de la propia sociedad que no exige y no delega, que apoya con su silencio y que se sacramenta en la desgracia.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Santos Barrientos
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