Entre el testimonio y la ley
La abogada se quejó que las mujeres indígenas se rehusaban a decir palabras como: “vagina” o “penetración” y eso dificultaba el trabajo de los abogados.
María Aguilar
Años atrás, escuché a una abogada ladina exponer que uno de los mayores problemas en los juicios por delitos cometidos durante el conflicto armado, especialmente la violencia ejecutada sobre cuerpos de mujeres indígenas, era que ellas no eran explícitas al describir los abusos sexuales cometidos por miembros del Ejército. La abogada se quejó que las mujeres indígenas se rehusaban a decir palabras como: “vagina” o “penetración” y eso dificultaba el trabajo de los abogados. Sus palabras me provocaron ira, porque demostraban que el sistema legal, aun cuando era practicado por sectores “solidarios”, reproducían elementos racistas que prolongaban la violencia histórica al minimizar el testimonio de mujeres, quienes dentro de la violación, el dolor, pena, pérdida, muerte y barreras lingüísticas, luchaban porque sus voces fueran escuchadas.
Ese mismo sentimiento de impotencia, ante la rigidez y racismo del marco legal, volvió a resurgir el martes 7 de junio, cuando la jueza Claudette Domínguez determinó que los exoficiales de Inteligencia, Ismael Segura Abularach y Gustavo Alonzo Rosales quedaban en libertad por incongruencias en nombres y fechas. Mencionó cómo una de las testigos –dijo– no recordar “la fecha exacta” en la que su esposo fue desaparecido. Por lo tanto, no podía corroborar una conexión directa con uno de los acusados.
Independientemente de si el MP debió asegurar mejor los elementos de la investigación, el fundamento de la jueza, evidencia el racismo del sistema de justicia y de las instituciones del Estado en general. Incongruencias en nombres indígenas es muchas veces producto de un Renap incapaz de discernir y escribir correctamente apellidos indígenas. Por ejemplo: Cal y Caal son dos apellidos de distintas comunidades lingüísticas muchas veces confundidos. De igual forma, exigir fecha exacta es infuncional para comunidades mayas que manejan el tiempo basados en ciclos, que no obedecen al calendario gregoriano sino a etapas de siembra o fiestas patronales y que además, quedaron marcadas por el trauma de la pérdida.
Desestimar el valor de un testimonio, como lo hizo la jueza Domínguez, demuestra que en Guatemala el sistema de justicia occidental aún debe abandonar el lente racista que lo ciega para poder interpretar la palabra, el recuerdo, el testimonio y los sistemas indígenas.
Fuente: [www.elperiodico.com.gt]
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Es esperanzador que existan voces como la suya. Estamos necesitados de reflexiones que señalen las contradicicones de una forma de estado y sistema que ya se quedaron cortos frente a las demandas de una diversidad cada vez más reinvidicada, pero todavía con mucho camino por recorrer.