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Mario Roberto Morales

En lo económico:

  1. El país necesita un desarrollo democrático del capitalismo. Esto quiere decir que debe haber muchos (y no pocos) capitalistas que basen su trabajo en el ideario liberal, el cual consta de tres principios: igualdad de oportunidades (no de logros), libre competencia y control estatal de monopolios. Esto, para que den empleo a muchos trabajadores asalariados a fin de ensanchar las capas medias y que lleguemos a tener una minoría de ricos, otra de pobres, y una clase media mayoritaria que le dé estabilidad a la estructura clasista del país.
  2. El principal obstáculo para el desarrollo democrático del capitalismo es la oligarquía (no la izquierda, porque ésta ya no existe, ahora es simple oenegismo culturalista de derecha moderada). Esto es así porque tenemos una oligarquía monopolista, y el monopolio niega la igualdad de oportunidades, la libre competencia y, por supuesto, el control estatal de monopolios. En otras palabras, le niega la oportunidad de progresar a muchísimos empresarios pequeños y medianos, que son los que democratizarían el capitalismo oligárquico, monopolista y atrasado que padecemos en forma de falta de más empresarios y de empleo, así como de abundancia de desempleados y de corrupción pública, pues, para funcionar, este capitalismo oligárquico monopolista necesita controlar el Estado para tenerlo a su servicio en contra de los emprendedores dispuestos a competir.
  3. La principal medida para democratizar el capitalismo es impulsar la pequeña, mediana y gran empresa no-oligárquica. Esto quiere decir que sólo creando oportunidades para que esto ocurra, el desarrollo capitalista como progreso de toda la sociedad (y no sólo de una reducida oligarquía) puede ocurrir. En tal sentido, es necesario que la banca pública y la privada tengan una política crediticia para la productividad física (no sólo para la actividad financiera) tutelada por el Estado y tendente a otorgar préstamos pagables al mediano y pequeño empresario. Esto haría de nuestro país un país capitalista moderno, democrático y materialmente productivo.

En lo político:

  1. Hacer del Estado una institución eficiente, proba y pequeña, pero fuerte. Para ser eficiente y proba hay que acabar con la corrupción pública apartando al interés económico oligárquico del control del Estado. Para ser pequeña hay que desburocratizarla. Y para hacerla fuerte hay que recuperar los bienes públicos privatizados y crear nuevos. Porque por un Estado pequeño y débil (como lo quiere el neoliberalismo) no vale la pena luchar. La política no tendría razón de ser.
  2. Impulsar un proyecto político capitalista, pero antioligárquico y antineoliberal, nacional-popular, interclasista e interétnico. Pues sólo mediante su acción se podrá instaurar un Estado como el delineado antes. Para ello es necesario que este movimiento sea masivo y que cada uno de sus miembros sea un voto para su partido político, el cual deberá surgir del movimiento y ser controlado por él –no al revés– para garantizar su probidad.
  3. Educar a las masas en la historia intercultural de su país. Pues sólo así ellas podrán desarrollar el pensamiento crítico necesario para llevar adelante este proyecto, ya que comprenderán que las diferencias culturales son históricamente gestadas y no fatalidades esencialistas que nos diferencian como si viviéramos en una sociedad de castas.

Estas son sólo seis ideas básicas para construir un sentido común político para el cambio. Hay más. Que otros den las suyas.

Publicado el 30/06/2021 – En elPeriódico

Fuente [mariorobertomorales.info]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Mario Roberto Morales
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