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Sobre quitar controles y candados

El presidente Jimmy Morales y otros muchos piden suprimir controles y candados presupuestarios. La única ganadora sería la corrupción, cabalgante y vigorosa.

Ricardo Barrientos

Hoy han proliferado quienes culpan a los controles de transparencia y a los candados presupuestarios de entorpecer la ejecución presupuestaria y de generar miedo entre los funcionarios y empleados públicos. Quizá el más notable fue el presidente Jimmy Morales con su vergonzosa perorata de hace dos semanas. Pero no solo él. También diputados, ministros, alcaldes, funcionarios, directores y muchos otros servidores públicos. No ha faltado más de algún analista que ha propuesto que una ejecución presupuestaria ágil requiere de cierto nivel de corrupción y que por ello, en vez de imponer controles, se debería discutir y estudiar el nivel de corrupción a tolerar para que las cosas funcionen.

Sin embargo, el caso más reciente de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y del Ministerio Público (MP), denominado Corrupción y Construcción, nos demuestra con contundencia aplastante que la corrupción es un problema que continúa muy grave y que se requieren esfuerzos enormes y controles muy estrictos para frenarla y quizá, ojalá algún día, erradicarla. Este caso desnuda con mucha claridad la relación estrecha entre la corrupción dentro del sector privado, la del Gobierno y la de la política partidaria. Muestra cómo el pago de sobornos (cohecho activo) por parte de empresarios impulsa los círculos viciosos de las mafias que viven de defraudar al Estado, que no solo es un delito de los funcionarios y empleados públicos que reciben el soborno (cohecho pasivo): son tan corruptos unos como los otros.

Muestra, además, la sofisticación de los mecanismos empleados para la corrupción: empresas de cartón, testaferros, asociaciones ilícitas, tráfico de influencias, etc. ¿Acaso habrá alguien honesto que crea de verdad que esto ha parado y que todo hoy es pulcro y transparente? Me temo que la única respuesta honesta es no. Y, por desgracia, puede que haya que admitir que, ante estos casos y con el endurecimiento de controles y candados, la corrupción se ha sofisticado y se ha tornado aún más difícil de detectar y castigar conforme a la ley.

¿Cuáles son las herramientas para frenar este mal? Además del MP, la Cicig y los tribunales de justicia, la primera línea de defensa son las normas y los controles de transparencia contenidos en leyes como la Orgánica del Presupuesto o la de Contrataciones del Estado. Justamente normas que a diario se señalan de culpables de frenar la ejecución presupuestaria, el crecimiento económico y la inversión, y de cuanto mal aqueja al Estado. Y con esos lloriqueos es que se clama su remoción. ¿Se imagina la reacción de personajes como los que salieron a luz con este nuevo caso de Corrupción y Construcción cuando logren debilitar o eliminar los controles y los candados?

Por eso me parece torpe, si no malintencionado, que sea el mismo presidente el que pida debilitar los controles, que incite a los funcionarios de gobierno a delinquir y que diga que vayan a la cárcel si es necesario. O que se quiera manipular a los enfermos de los hospitales, a las víctimas de la inseguridad o cualquiera de las múltiples e inmensas necesidades ciudadanas para agilizar las autopistas de la corrupción.

No, los controles de transparencia deben mantenerse o incluso endurecerse. Debe entenderse que un sinónimo de función pública es responsabilidad por cada acto, que solo puede hacerse lo que está dicho en las leyes y que la forma de quitarles el miedo a los servidores públicos es capacitándolos y garantizándoles que no están obligados a acatar instrucciones o firmar documentos que contengan ilegalidades. Acá querer sí es poder.

Por eso me parece torpe, si no malintencionado, que sea el mismo presidente el que pida debilitar los controles, que incite a los funcionarios de gobierno a delinquir y que diga que vayan a la cárcel si es necesario.

Fuente: [https://www.plazapublica.com.gt/content/sobre-quitar-controles-y-candados]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

José Ricardo Barrientos Quezada
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