Las convulsiones del sistema
Edgar Celada
El asesinato de la abogada laboralista y dirigente de la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala, Marleni Estrada, perpetrado el domingo pasado en un área céntrica de la ciudad de Guatemala, no solamente está cargado de oprobiosas reminiscencias de un pasado reciente, sino también de los presagios de una escalada de violencia que, en medio de las convulsiones del sistema en crisis, pudiera afectar a defensoras y defensores de los derechos humanos.
Las descripciones periodísticas de la ejecución de la dirigente de Unsitragua-Histórica recuerdan la forma de operar de los asesinos del insigne abogado laboralista Mario López Larrave, acribillado dentro de su automóvil la tarde del 8 de junio de 1977, no muy lejos de donde fue abatida Estrada Tambito 39 años después.
Esto es algo más que una anecdótica coincidencia histórica: es una constante del sesgo antilaboral del Estado y las clases dominantes guatemaltecas, desde siempre acérrimas enemigas del ejercicio y la defensa de los derechos de las y los trabajadores. Intolerancia mortal, más allá de la lógica contrainsurgente que la subsumió durante el conflicto armado interno, y que puede documentarse con hechos como la ejecución de López Larrave, la de Marleni Estrada, o la captura y desaparición forzada de 27 dirigentes de la Central Nacional de Trabajadores, cuyo 36 aniversario recordamos ayer, 21 de junio.
El riesgo de una escalada de violencia que afecte a personas con el perfil de Marleni Estrada es plausible porque, recordando la expresión de un exdirector de la desaparecida Minugua, “los demonios andan sueltos”. Pero no solamente están desatados, sino también heridos, a la defensiva y tratando de contener la ola de los procesos penales emprendidos por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público (MP), procesos respaldados por amplios sectores de la sociedad y fuertemente sostenidos política y financieramente por la potencia hegemónica norteamericana.
En efecto, en días recientes vemos una suerte de contraofensiva de quienes se sienten inminentemente amenazados por eventuales acciones legales desde la Cicig-MP. Reverdecen inusitados reclamos “contra la intervención extranjera”, desde medios de comunicación social propiedad de un empresario no guatemalteco.
Se lanzan al descrédito con burdas publicaciones y “filtraciones”, en contra de la fiscal Thelma Aldana; defienden la “presunción de inocencia” queriéndola convertir en hoja de parra de la impunidad, con la insólita pretensión de que no se investigue a los acusados. Acuden a deleznables libelos como el hecho circular en la redes sociales contra Juan Luis Font, a quien se pretende dar “muerte civil” mediante recursos tan guatemaltecos como el ninguneo y la descalificación.
En fin, un río revuelto propio de los reacomodos dentro del sistema. El cambio profundo de este sigue a la espera de actores internos, articulados orgánica y programáticamente. En tanto eso no ocurra, el ajuste nos seguirá viniendo del norte.
En efecto, en días recientes vemos una suerte de contraofensiva de quienes se sienten inminentemente amenazados por eventuales acciones legales desde la Cicig-MP. Reverdecen inusitados reclamos “contra la intervención extranjera”, desde medios de comunicación social propiedad de un empresario no guatemalteco.
Fuente: [http://www.s21.gt/2016/06/las-convulsiones-del-sistema/]
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