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La niñez y la guerra, IV y final

La posguerra al igual que la guerra siguen cobrando vidas de formas violentas.

María Aguilar

“Veo los niños alegres
rodeados de inquisidores;
polizontes con hambre
y funcionarios con miedo,
y,
soy feliz en mi presidio
lleno de casas y calles
y látigos y hambre,
porque veo la salida del sol
lleno de flores, talcos y juguetes.
Soy feliz por la niñez futura,
cuya ágil estatura nueva
la llevo guardada
en mi corazón
pobrísimo.
Soy feliz con mi alegría,
porque nada puede impedir
el nacimiento de los niños
al finalizar mi siglo 20
bajo otra forma de vivir,
bajo otro aire profundo.” 1

La transición democrática y la firma de la paz hicieron poco por la niñez en Guatemala. La posguerra al igual
que la guerra siguen cobrando vidas de formas violentas. Contrario a los deseos de Otto René Castillo, que a finales del siglo XX, los niños recobrarían su sonrisa. El Estado, que en tiempos de guerra los desapareció, robó, vendió, asesinó y masacró, hoy les niega salud, alimentación, educación y trabajo. Todo al mismo tiempo que los criminaliza, los violenta, los explota, los viola,  los mata y los quema.

Juntos: Estado, sociedad y medios de comunicación han aportado a la construcción del niño y adolescente como el nuevo rostro criminal, merecedor de toda violencia, merecedor de la muerte. Linchamientos de menores ahora son parte de las portadas de diarios amarillistas de circulación nacional.

Los niños de la paz no son alegres, mueren en los brazos de sus madres, lanzados desde puentes, agonizan en las calles víctimas de la violencia o en instituciones del Estado destinadas a protegerlos. En el 2014, UNICEF determinó que Guatemala se encontraba entre los tres países de América Latina con más muertes violentas de niños. Según el INACIF, en el 2015, 690 niños y adolescentes fallecieron por heridas de arma de fuego, 790 niños y jóvenes fueron asesinados en total ese año. Hace tres semanas, 41 niñas murieron quemadas por negligencia criminal del Estado de Guatemala y sus autoridades, incluido el Presidente de la República. Mientras, hoy se inicia la audiencia contra los únicos tres funcionarios arrestados hasta el momento.

Los niños de la paz no son alegres, mueren en los brazos de sus madres, lanzados desde puentes, agonizan en las calles víctimas de la violencia o en instituciones del Estado destinadas a protegerlos.

“Los niños
nacidos
a finales
del siglo
serán alegres…”

  1. Fragmento de Retorno a la sonrisa, Otto René Castillo.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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