Irmalicia Velásquez Nimatuj
Irónicamente, algunos programas que buscando centrarse en poblaciones marginadas terminaron accionando al revés.
El proceso de cooperación de los Estados Unidos a Guatemala, a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional -USAID-, debe de ser abordado con criticidad en medio de las actuales olas migratorias para comprender ¿en dónde ha radicado la debilidad de sus resultados?, al no haber podido disminuir los viejos agujeros de inequidad que se arrastran y que se materializan en continuas carencias que han sido de por más documentadas en sendos informes, que indican que las dependencias no solo no se han superado sino que se han agudizado a lo largo de las décadas y que se reflejan en los distintos niveles de la vida económica, social, política o cultural de las comunidades a las que ha buscado atender.
Esto implica revisar la asistencia y el asistencialismo, de por sí dañinos, que se han continuado degradando hasta convertirse en pesadas cadenas que de manera estratégica y sigilosa atan a los de abajo, los mantienen en el mismo lugar, permitiéndoles que den algunos pasos, pero negándoles el derecho a atravesar los puentes de la liberación. Irónicamente, algunos programas que buscando centrarse en poblaciones marginadas terminaron accionando al revés, enriqueciendo y dando más poder a las elites económicas y militares que han maniobrado el Estado a través de cooptarlo, desde la parte estratégica como lo es la burocracia, necesaria para su funcionamiento hasta comprar a los sindicatos. Generando burocracias corruptas en todas las instituciones, desde lo nacional hasta el poder local, por eso, acceder a servicios básicos es casi imposible si no se cumplen con las demandas de las mafias municipales, gubernamentales, policiales, militares y hasta de los Cocodes inmersos en dinámicas de coacción y enriquecimiento.
La AID debe evaluar los efectos de sus apoyos que a lo largo de las décadas sirvieron para fortalecer fuerzas represivas, como las policiales, en nuestros países, como lo documenta Stuart Schrader en su libro Badges Without Borders: How Global Counterinsurgency Transformed American Policing, en otros procesos su apoyo ha servido para crear conflictividad social, ese es el caso de la ciudad de Quetzaltenango, en donde aprobó la construcción de un puente y paso a desnivel en la 19 avenida de la zona 3, a costa de la destrucción de viviendas de varias familias indígenas, que no fueron consultadas, con el poder de la aprobación de la AID el alcalde de Quetzaltenango, Juan Fernando López y su Concejo Municipal impusieron una obra peligrosa a familias cuyas voces ha ignorado.
La vicepresidenta Harris insiste en que la única forma de enfrentar las olas migratorias es llegando a las causas estructurales y eso implica reflexionar y revisar la cooperación bilateral, multilateral y en cualquiera de sus formas que su país ha impulsado en la región centroamericana.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/04/17/kamala-harris-y-el-desafio-de-escuchar-y-trabajar-con-la-centroamerica-ignorada-iii/]
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