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¿Grandes empresas a la quiebra?

Manuel R. Villacorta O.
manuelvillacorta@yahoo.com

En alguna ocasión expresé hace muchos años que la crisis socioeconómica en Guatemala era como la caries, la que primero daña el esmalte del diente, ante lo cual pocas veces se reacciona. Pero que llega el día en que la caries alcanza el nervio y entonces sí, el dolor nos hace reaccionar. En el caso socioeconómico, la crisis golpeó durante decenas de años a las mayorías silenciosas, aquellas que no podían expresar sus padecimientos, grandes conglomerados de campesinos, ladinos e indígenas, así como nutridos asentamientos humanos urbano-periféricos condenados al olvido. Ellos eran el esmalte de esta atormentada dentadura llamada Guatemala. Pero resulta que la crisis referida ya llegó al nervio dental: las grandes empresas industriales y comerciales, que están experimentando efectos que ya pueden ser considerados como devastadores. Sé de varios capitalistas locales que están desesperados, mientras sus estructuras gerenciales asumen los golpes directos de la referida situación.

He aquí algunos elementos. Los gastos en seguridad en muchos casos superan ya el 15% de los costos generales de la empresa: policías privados, localizadores satelitales y primas de seguro, entre otros. De hecho, casi todas las empresas erogan algún monto específico para el pago de extorsiones, casi todas tienen su cuartito negro en donde se coordina el pago de las mismas. Porcentaje que varía, pero que viene a sumarse a sus costos. Además de ello, está ocurriendo un fenómeno insospechado: los grandes depósitos que les compran sus productos les están amenazando con no comprarles más, a menos que no se les emita factura. Esto, porque la emisión de facturas le permite a la SAT dar un mejor seguimiento a los estados fiscales de estos depósitos, que en muchas ocasiones no atienden sus responsabilidades fiscales.

El contrabando es un problema no menos grave. En todas las plazas de mercados se pueden encontrar muchos productos introducidos al país sin que estos hayan pagado impuestos y sin que hayan sido evaluados en cuanto a la calidad de sus contenidos y fechas de vencimiento. Ofrecen precios mucho más bajos que los productos locales. Súmese a ello el harakiri que las mismas empresas se han propiciado al creer que, reduciendo sus costos de operación sus estados financieros serán positivos. Reducir costos no contratando servicios externos o, en el peor de los casos, despidiendo empleados para recargar las funciones de estos en aquellos que logran preservar sus plazas, tiene un efecto cascada para toda la economía, lo que a la larga alcanza a estas mismas empresas que experimentan un mercado de consumo cada vez más restringido.

Ciertamente hay muchas personas que consideran que las grandes empresas locales nunca han pagado salarios justos y que por diversos medios han evadido sus responsabilidades fiscales, ante lo cual su actual crisis no es más que un efecto compensatorio, el cual deben pagar ahora. Pero más allá de esa percepción, el daño a nuestra maltrecha economía a la larga lo sufriremos todos. ¿Por qué el Cacif u otras instancias empresariales no se pronuncian públicamente al respecto? Nadie sabe.

Las grandes empresas industriales y comerciales, que están experimentando efectos que ya pueden ser considerados como devastadores.

Ciertamente hay muchas personas que consideran que las grandes empresas locales nunca han pagado salarios justos y que por diversos medios han evadido sus responsabilidades fiscales, ante lo cual su actual crisis no es más que un efecto compensatorio, el cual deben pagar ahora. Pero más allá de esa percepción, el daño a nuestra maltrecha economía a la larga lo sufriremos todos.

Fuente: Siglo21 [http://www.s21.com.gt/or-jojma/2016/03/18/grandes-empresas-quiebra]

Manuel R. Villacorta O.