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De traspatio a nueva frontera

Edgar Celada Q.

En una de tantas imágenes que legará a la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Guatemala, aparece el embajador de este último país, Todd Robinson, siguiendo con atención el desarrollo de la vista pública del juicio por violaciones sexuales cometidas por militares, en el caso conocido como Sepur Zarco.

Eso ocurrió el lunes pasado. Para dejar patente que el caso interesa al conjunto de la comunidad internacional, en la fotografía aparecen también los embajadores de Alemania, Italia y Suecia, entre otros. “Al entendido, por señas”, suele decirse.

edgar celada

La fotografía en cuestión, inevitablemente, recuerda otro Robinson, de principios de junio de 2015, en la cual aparece haciendo evidente su respaldo a un demudado Otto Pérez Molina. Aún está muy fresca esa imagen en la memoria colectiva de los indignados y también las airadas reacciones, en las cuales reapareció el antiimperialismo sesentero.

También podemos recordar otra de Robinson, esta vez rodeado por manifestantes en inmediaciones del Congreso de la República, a donde acudió el 6 de julio de ese mismo año para hacer saber el respaldo de su gobierno a las demandas ciudadanas de reforma política. El embajador se tomó el riesgo de ser zarandeado por los cientos de manifestantes que rodeaban el edificio legislativo.

Las y los lectores podrían citar otras muchas imágenes de Robinson haciendo patente la posición de su gobierno en los asuntos de Guatemala: por ejemplo esas del martes 19 de enero en las cuales aparece riendo a mandíbula batiente con el presidente Jimmy Morales, durante un desayuno auspiciado por la AMCHAM.

Una observación apresurada sobre el significado de esas apariciones mediáticas podría proponernos el seductor diagnóstico de su esquizofrenia política o, cuando menos, el de un diplomático polifacético con “quiebre de cintura” para moverse en las chocolatadas aguas de la política guatemalteca.

Sin caer en el facilismo, parece preferible seguir el consejo de Esteban el personaje-narrador de Federico Campbell en su novela Transpeninsular : “escapar de los espejismos más vulgares del acontecimiento”, fuga para dejar atrás “la alegoría de esa caverna de la manipulación en la que día tras día un hecho periodístico se consumaba, se consumía, y luego se olvidaba”.

La conducta de Robinson, por muy sinuosa que parezca a primera vista, es por entero coherente con el lugar que la política exterior de EE. UU. asigna a Guatemala y a los otros dos países del Triángulo Norte de Centroamérica, en la perspectiva de la seguridad estratégica de aquella potencia global.

La expresión atribuida al ex presidente John Quincy Adams, “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”, sintetiza la conducta observada en la cual, a ojos vista, hay un ajuste no explícitamente autocrítico y una toma de distancia de EE. UU. de quienes fueron sus aliados autóctonos en otros tiempos.

Vivimos la transición que nos lleva de haber sido traspatio a convertirnos en la nueva frontera del imperio.

Fuente: Siglo 21 [http://www.s21.com.gt/mirador-kaminal/2016/02/03/traspatio-nueva-frontera]

Edgar Celada Q.
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