Jaime Barrios Carrillo
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”.
Rubén Darío
Guatemala, con su terrible problemática de desnutrición, es sin embargo dominada por la representación abstracta de un Señor que todo lo sabe y puede e interviene en el mundo si se le invoca. Pero no resuelve el hambre. El Señor ha penetrado el país por medio de los sicarios de la fe. “Sica” significa espada corta en latín, la que podía esconderse para acercarse a las víctimas y asesinarlas, de ahí se deriva la palabra sicario.
Los sicarios de la fe son esos narcopastores y sus sectas pentecostales que ofrecen el Paraíso. La religión como opio del pueblo. Afirmaba el filósofo alemán Ludwig Feurbach: “Dime cuán religioso eres y te diré cuán miserable eres.” O sea la miseria entendida como carencia.
La historia de las intervenciones de Dios es larga en Guatemala. Los conquistadores mataban en nombre del apóstol Santiago. A Dios rezando y con el mazo dando. El proceso de evangelización en la Colonia fue después la manera de ideologizar a las masas indígenas conquistadas.
En el siglo XIX se consolidó una especie de teocracia con la dictadura del presidente vitalicio, el capitán general Rafael Carrera. El fanatismo alcanzó grados extremos.
Se creyó que con la reforma liberal se había separado la Iglesia del Estado, consolidándose así la república laica. Pero volvió en 1954, esta vez con la ayuda sagrada del arzobispo Mariano Rosell. Y con el Cristo de Esquipulas, al cual nombraron los liberacionistas como comandante general. Se recuerda como bajaron al Cristo Negro del avión que trajo al usurpador Castillo Armas a La Aurora. La gente se hincó ante la escultura de Quirio Cataño, menos el embajador gringo John Peurifoy, artífice del derrocamiento del coronel Árbenz.
Tres décadas después, Dios arribó con los sicarios de la fe, esta vez bajo el uniforme militar y la iglesia del Verbo. El general Ríos Montt completó los planes contrainsurgentes con el evangelismo político.
Sabemos desde Gramsci que la hegemonía no solo se impone por coerción sino por la concreción ideológica del consenso. El evangelismo político cumple ese papel. Lo vimos de nuevo en la gestión de Jimmy Morales, “El ungido”. Lo vemos también con ese evangelismo político incrustado en las instituciones del Estado. Por ejemplo, en el Organismo Judicial hace poco se le requirió a Dios que tomara el control del sistema de justicia de la nación. En las redes sociales el OJ pidió que: “El reino de Dios se manifieste en el poder judicial”.
Por otro lado, Giammattei habla de la familia pero ¿cuál es su familia? La que formó con Miguelito o la “familia” de la Cosa Nostra chapina, la alianza de corruptos que ha sumido a la nación en un precipicio que parece no tener fondo, condenando a varias generaciones a la pobreza. Corrupción y pobreza son dos caras de la misma moneda.
El Pacto de Corruptos encontró en los evangélicos fundamentalistas un aliado perfecto. La CICIG vino a destapar gusaneras de corrupción. Pero la santa alianza, oligarcas anticomunistas con exmilitares contrainsurgentes, políticos corruptos, el crimen organizado y las mafias de narcotraficantes, decidió revertir lo que se había alcanzado en el campo de la justicia y ha destruido la democracia cooptando las instituciones y eliminando el sistema de pesos y contrapesos.
Ya no necesitan a los neoliberales, ahora son los pastores los que valen aunque sean lavadores de dinero, tengan cuentas de dinero mal habido en Panamá, violenten mujeres y sostengan relaciones con las mafias. Lo que cuenta es el dinero en cash mientras los feligreses en la Luna. Se trata de la narrativa de la mentira y la manipulación, usando el evangelismo político.
El precio es mantener un sistema que exporta ciudadanos en masa, mejor dicho expulsa migrantes por miles. Y causa la grave desnutrición infantil, el descalabro sanitario, por ejemplo el fracaso en la vacunación del COVID, y las carencias educativas y culturales. ¿Y cómo asesinan? Matan de hambre a los niños. Matan a los enfermos, como en el caso de las diálisis que nunca se pudieron realizar en el IGSS y produjeron la muerte de 51 pacientes porque las máquinas solo existían en el papel y el dinero en los bolsillos de funcionarios y políticos.
Como paradoja, en estos días ha sido ligado a proceso el exministro de Cultura, Suchité, ¡el cuarto exministro de Cultura con persecución penal por delitos de corrupción! ¿Cómo puede desarrollarse el país con este tipo de funcionarios? ¿De qué cultura hablamos con estos tipos?
Todo en nombre de la fe, aunque detrás de las máscaras no crean en nada más que en el dinero que proviene del erario público y en las mieles del poder. Les encanta el poder aunque no puedan hacer otra cosa que aprovecharse del mismo. Dios y política resultan una combinación pavorosa.
En abril de 2017 un grupo de 17 diputados presentó la iniciativa de ley número 5272, “Para la Protección de la Vida y la Familia”, acompañado por un documento de la Coordinadora Evangélica Nacional, solicitando al Congreso de la República que el anteproyecto de ley fuera aprobado por urgencia nacional. Ahora se aprobó por inmensa mayoría en el Congreso. Se trata de una propuesta ultraconservadora cavernaria. La ley 5272 es evidentemente inconstitucional y no puede más que ser vetada.
¿Y qué se celebra en la pomposa Capital Próvida de Iberoamérica? Con miles de familias rotas de Guatemala por la migración forzada. Las familias de millones de pobres que sufren hambre, falta de vivienda y empleo. Las familias que tienen niñas menores de 15 años embarazadas. Las familias de mujeres violadas y asesinadas. Sigue sonando el nombre de Cristina Siekavizza para personificar un caso entre cientos o miles, cuando la impunidad es galopante y el desprecio por la vida y la ley. La violencia de género no tiene límites de clase social ni étnica ni cultural.
En el país suceden diariamente demasiadas violaciones. Muchas mujeres incluyendo gran cantidad de menores, son violadas, incluso no pocas veces dentro de los marcos del matrimonio, así como las variantes del estupro o violación con engaños. También en el llamado matrimonio infantil, cuando una menor es dada en casamiento por la familia para obtener regalías del esposo que suele ser mucho mayor que la víctima.
En medios internacionales, como El País de Madrid o Dagens Nyheter (Noticas del Día) de Suecia, se han publicado ahora reportajes sobre los escándalos mineros en El Estor y cómo las comunidades campesinas indígenas son afectadas: desde la contaminación de las aguas comunales hasta el asesinato, pasando por la persecución a periodistas y líderes locales. Y como guinda del pastel se menciona la famosa alfombra llena de dólares que le sería entregada al presidente Giammattei por ciudadanos rusos que llegaron en un avión privado a asegurar de esta manera decisiones favorables a la empresa de capital ruso que representan y que explota níquel y aluminio en Guatemala.
Asimismo, muestran los reportajes cómo el descubrimiento de este incidente por parte del exfiscal de la FECI Juan Francisco Sandoval llevó a la reacción furiosa del mandatario y su protectora Consuelo Porras, para destituir y perseguir judicialmente a Sandoval que tuvo que salir al exilio, como lo han hecho otros operadores de justicia honestos. Se ha llegado al límite de lo que puede soportar un sistema democrático.
La demagogia y el evangelismo político van de la mano. Y hay dos cuestiones coincidentes: la ascendente presencia de Dios (El Señor) y el hambre que solo sigue creciendo. Tenía razón Miguel Ángel Asturias, que era católico, cuando escribió: “Para un pueblo hambriento e inactivo, la única forma en la que Dios puede aparecer es en la de comida y trabajo.” Y terminó El Señor Presidente escribiendo Kyrie eleison que significa: “Señor ten piedad”.
Fuente: [elperiodico.com.gt]
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