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Irmalicia Velásquez Nimatuj

Hoy fue Sazo quien contrató a mercenarios para expulsar a los universitarios que se oponen a un fraude, pero si no se le detiene, mañana cualquier funcionario o miembro del pacto de corruptos pagará a grupos de choque para atacar a quienes se opongan a imposiciones oficiales

La madrugada del 20 de febrero los estudiantes que resistían, en la sede del Centro Universitario de Occidente, CUNOC, la imposición como rector de la USAC de Walter Mazariegos, fueron desalojados por hombres “fuertemente armados con palos, cadenas, navajas, pistolas, entre otras armas” quienes despojaron a los estudiantes de las llaves, candados y se los entregaron al director César Millán.

Los estudiantes que fueron asaltados violentamente han denunciado que el abogado Arodi Sazo, director de la carrera de derecho del CUNOC, es el responsable de contratar al grupo criminal, cuyos integrantes actuaron con impunidad y complacencia de representantes del Ministerio Público y de la Policía Nacional, quienes se presentaron, pero no actuaron.

Este acto es un ejemplo del camino que Guatemala recorre. Hoy fue Sazo quien contrató al grupo de mercenarios para expulsar a los universitarios que resisten al fraude que, no se quiere desenmarañar por los responsables y donde el sistema de justicia es cómplice, pero si hoy no se les detiene, mañana podrá ser Sazo o cualquier miembro del pacto de corruptos quien contrate a grupos de choque para atacar a quienes se opongan a imposiciones oficiales o defiendan sus vidas, sus hogares o sus tierras.

Este hecho violento y de complacencia con la delincuencia y la corrupción se convierte para el país en un parteaguas y es un precedente nefasto para la sociedad civil. Sí hoy las autoridades responsables y la sociedad no actúan, y no exigen que se investigue a los delincuentes y se procese a los responsables, mañana nadie deberá lamentarse, porque esos actos volverán a repetirse en detrimento del sistema democrático que agoniza.

Guatemala desde el Congreso, el sistema de justicia, el ejecutivo, el tribunal supremo electoral, la corte suprema de justicia, la procuraduría de los derechos humanos, la corte de constitucionalidad, la Usac y desde cualquier otra instancia se documenta diariamente cómo las mafias se imponen por la fuerza y con violencia terrorista sin que nadie los detenga, sin respetar marcos jurídicos nacionales e internacionales. Es como si Guatemala hubiera retrocedido, en un giro histórico a la época de 1954, en donde la impunidad y el caudillismo permitieron la creación de la categoría del “enemigo interno” que justificó la violencia selectiva en las ciudades y la violencia colectiva en el interior, dejando heridas abiertas que aun sangran. Nadie niega que se transita por la ruta del autoritarismo ante el silencio y la complicidad de los organismos de derechos humanos y de la comunidad internacional, quienes ante su inacción se convierten en cómplices de este absolutismo brutal que se está aplicando en Guatemala.

Guatemala desde el Congreso, el sistema de justicia, el ejecutivo, el tribunal supremo electoral, la corte suprema de justicia, la procuraduría de los derechos humanos, la corte de constitucionalidad, la Usac y desde cualquier otra instancia se documenta diariamente cómo las mafias se imponen por la fuerza y con violencia terrorista sin que nadie los detenga, sin respetar marcos jurídicos nacionales e internacionale

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj