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El valor de lo inútil

Gerardo Guinea Diez
gguinea10@gmail.com

Lejos están aquellas “Nochebuenas”, cuando aún la calle nos pertenecía y mientras los adultos se dedicaban al dios Baco y a escuchar canciones de Javier Solís, los niños jugaban hasta la madrugada. De algún modo, en diciembre todo lucía nuevo, por descubrir. En esa geografía de sueños, algunas generaciones aprendieron que lo fundamental es lo inútil: un paisaje, una sonrisa, las calles de los pueblos, ver llover, la puesta del sol, los alimentos terrenales que guiaban la existencia. El poeta Hugo Gutiérrez Vega lo señaló poco antes de morir: “Sin placer se acaba la vida”.

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Y, ya metidos en la inutilidad como valor, la Real Sociedad de Astronomía británica, anuncia que el zodíaco está erróneamente calculado porque se ignoró los efectos de precesión que sufre la Tierra, y que en realidad hay un signo más y no como nos hicieron creer desde que leíamos a Urbano Madel. Para fundamentarlo, explican que la eclíptica (el recorrido anual del Sol por los cielos) atraviesa una 13 constelación: Ofiuco, versión latina de Asclepio, dios griego de la medicina. Claro, cuando el común de los mortales se entera que la Tierra tarda 26 mil años en dar la vuelta completa alrededor del eje de la eclíptica, acepta lo pequeño y relativo de los calendarios. Y sin ningún ánimo de astrónomo, este 25 de diciembre, por primera vez desde 1977, tendremos, según la NASA, una Luna llena fría, y quienes estén vivos en 2034 la verán de nuevo.

Por alguna extraña razón, en estos días pensamos en demasía en el tiempo, el ido, el presente, el que vendrá y mucho de lo andado nos cae encima. Tal vez porque huimos de los centros comerciales y las multitudes y nos refugiamos en los libros. Unos a leerlos, otros a escribirlos. Por ahora leo Los diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia. El argentino apunta que “toda escritura tiene un secreto… y este “siempre es una grieta”. Señala “la autoridad del fracaso”, refiriéndose a Pavese y su trágico final. A menos lo explica así: “el fracaso es siempre necesario para el logro profundo de una obra”.

Mientras continúo con Piglia me encuentro con una curiosa noticia. El Códice Voynich, un libro de 600 años de edad, será clonado a instancias de la Universidad de Yale por la Editorial Siloé. Considerado como “el libro imposible”, nadie sabe si es un cuaderno botánico de plantas inexistentes, un tratado cosmológico, un libro cabalístico, uno de iniciación esotérica, un código élfico o un estudio sobre la transmutación de la piedra filosofal. Como sea, los expertos ignoran en qué idioma está escrito.

Así, vuelvo a mis constantes y recurrentes “ejercicios de mirar” y para no enfermarme de realidad, registro algunos hechos para recaer en mis irrealidades verbales en estos días de celebración. Seguramente algunos soñarán con el abrazo de Marilyn Monroe a Arthur Miller en aquel lejano 1957. Otros, preferirán la inutilidad de observar cómo “se desliza la luna de mármol”, como reza un verso de Mark Strand en su breve libro Tormenta de uno.

Publicado originalmente en [http://www.s21.com.gt/fiticon/2015/12/22/valor-inutil]

Gerardo Guinea Diez
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