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Irmalicia Velásquez Nimatuj

Sin embargo, quienes pudieron haber construido otro país, son realmente quienes terminarán perdiéndolo todo.

Es claro que el gobierno de Jimmy Morales y el de Alejandro Giammattei impulsaron una estrategia de polarización y falsa ideologización en el ambiente nacional con el propósito de impedir la elección de las cortes, la cual está retrasada un año. Ahora, la maniobra es alargar el proceso para que concluya el mandato de la actual Corte de Constitucionalidad, que ha sido para los sectores poderosos una piedra en el zapato, para así elegir a todas sus cortes y copar el sistema de justicia. Lo que vendrá después será el desmantelamiento de lo poco que le queda a ese pilar de la agonizante democracia guatemalteca.

El país camina en aguas pantanosas en donde al CACIF le está costando tomar decisiones corporativas en materia de justicia, por eso, cada Cámara publica sus propios comunicados que los retratan y los ubican en el escenario nacional, demostrando las leves fisuras que podrían, en un momento, mover levemente la balanza, aunque no influir en el Congreso que está copado por la parte conservadora de la elite y los millonarios intereses del crimen organizado, que ya no solo controla el territorio sino que su batalla, pasó de defender espacios físicos a ejercerla desde la propia institucionalidad del estado, lo que indica que Guatemala no está a un paso de ser un país tomado, sino que desde las cabezas del MP, la CSJ, el Congreso y del Ejecutivo actúan sus alfiles.

Por eso, el Congreso, que tiene la responsabilidad de defender la legalidad del país no actúa y la batalla que están dando desde allí, las y los diputados honestos, que aunque no son pocos, tampoco pueden mover a los casi 100 diputados que están al servicio de los viejos y nuevos amos, con el agravante, que no se trata solamente de la insaciable elite tradicional sino de fuerzas transnacionales que han venido tomando el territorio y que saben que acceder “legalmente” al sistema de justicia les dará “legitimidad de acción” y lo que vendrá, será una guerra que desangrará a nuestro país y que provocará masivos éxodos, no solo de personas sino del capital de pequeñas y medianas empresas que, son quienes crean empleo y sostienen internamente al país.

Cuando lo que se tenga sea una versión de la Colombia de Pablo Escobar o de la guerra contra las drogas que desangra a México, lo lamentaran, no los de abajo, porque ellas y ellos han vivido enfrentando a esas fuerzas y finalmente, ya no tienen nada que perder, por lo tanto, nada que defender. Sin embargo, quienes pudieron haber construido otro país, son realmente quienes terminarán perdiéndolo todo, no solo sus fortunas, sino, sobre todo, lo que han controlado durante 500 años, su Estado Finca.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/editorial-de-hoy/2020/10/17/el-pacto-de-corruptos-impide-la-eleccion-de-las-cortes/]

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Irma Alicia Velásquez Nimatuj