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Vivir feliz sin permiso

Danilo Santos
desantos.salazar@gmail.com

El poeta Félix Grande escribió: “Donde fuiste feliz alguna vez / no debieras volver jamás: el tiempo / habrá hecho sus destrozos, levantando / su muro fronterizo / contra el que la ilusión chocará estupefacta”. Joaquín Sabina en “Peces de ciudad” lo enmarca diciendo “Al lugar donde has sido feliz / no debieras tratar de volver”. Claro que poco caso hacemos, porque volvemos. Aunque encontremos las paredes fracturadas y los claveles ausentes. No importa si los senderos están reventados y las puertas ahora permanecen cerradas. Así encontremos borboteando la misma fuente cristalina ahora rebosante de excretas. No importa. Volvemos. Buscamos en las arrugas de los nuestros un pliegue para refugiarnos. Volvemos porque algún lugar tiene que haber en este país que vota por Israel, a donde podamos llegar y sentirnos seguros, aflojar los puños, el ceño, la guardia. Disfuncional o no, la casa donde se ha dejado el ombligo, se hace necesaria para hacerse un ovillo y meterse entre los resquicios que mamá siempre guardó para nosotros. Nadie nos conoce, ni a la hora de dar un pésame. Nos saltan. Mejor. Hay menos verde y más “progreso” hecho con cemento y señales. Las iguanas ahora son hurañas y los almendros no alcanzan a dar sombra. Hay más de todo, menos de aquello que encontrábamos tirado al pasar y no era de nadie sino de todos: nances, mangos, manzana rosa, paternas, carambolas y marañones.

Este par de poetas se refieren al tiempo vivido que jamás vuelve, menos el que ha sido vivido felizmente. Nos queda construir un nuevo tiempo y nueva felicidad a la que algún día alguien intente volver buscando la propia. A esta primavera falta mucho por replantarle, a este país hay que esculpirle nuevamente el rostro y unirle muchos hilos rotos. Llegamos al colmo de lo impresentable “si no me creen, vean el saludo navideño presidencial”. Estamos desbordados de cinismo “si no me creen, vean a los que ya están en campaña y/o en guerra”.

Se cumple un nuevo ciclo en el santoral y las inyecciones económicas. Los patrones nos dan un descanso y la soledad cotidiana se esfuma para dar paso a la verdadera, nos asustamos y corremos al nido, si lo hay, y si no nos refugiamos en los ruidosos colores de la época.

Quizá lo único que queremos es volver a empezar… Vuelve a empezar /aunque te sientas sin fuerzas /sigue adelante haciendo lo que haces, /sea lo que sea, es lo correcto / No dejes que los años te cansen, /No dejes que empezar de nuevo te agote, No dejes que tus dudas te ahoguen, / Vuelve a empezar ese es tu único destino: Ser el Ser Creador que realmente eres. (Benedetti) Volver a empezar para sentir aquello que nos hizo felices.

Hago votos para que mañana, y ojalá siempre “…en mi paraíso / es decir que en mi país / la gente viva feliz /aunque no tenga permiso”. (Benedetti) Y si queremos volver, volvamos y si queremos volver a empezar, podamos.

Fuente: [http://lahora.gt/vivir-feliz-sin-permiso/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar