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Con los días contados en el poder

Es un error pensar que mujeres u hombres que viven de la corrupción –la mayoría personajes de cuello blanco– cambiarán.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

El 2017 se fijará en la historia como un año de continuidad en la batalla entre elites tradicionales y sectores e instituciones que buscan cambiar el rumbo de Guatemala. Estos últimos se han enfocado en la lucha contra mafias estatales o privadas, que se sostienen a base del enriquecimiento ilícito y la impunidad. Claro está, no se trata de una apuesta por transformar el sistema imperante, que ha demostrado que no puede combatir la concentración desmedida de la riqueza, que hace más ricos a los millonarios mientras multiplica a los pobres a lo largo y ancho del país.

Lo grabado por la memoria social en los medios de comunicación y en las redes sociales muestran que es una lucha a muerte, porque a pesar de las evidencias recabas sobre el permanente saqueo al Estado y el enriquecimiento del sector privado o de funcionarios estatales, estos no están dispuestos a ceder ni un ápice de los privilegios que han acumulado. En otras palabras, es un error pensar que mujeres u hombres que viven de la corrupción –la mayoría personajes de cuello blanco– cambiarán. Así que la tarea para la ciudadanía, el Ministerio Público y sistema de justicia es continuar con la batalla porque todo aquel que, con fondos públicos –que son nuestros impuestos– se enriquezca, sea separado de sus cargos, juzgado, condenado y que se le despoje de lo que es del pueblo y que jamás pueda optar a un cargo público.

Este año se marcha dejando un sabor agridulce pero en el fondo, los colectivos, las instituciones que luchan contra la impunidad y la población honesta que se ha manifestado de múltiples formas, salen fortalecidos porque no han podido ser callados ni comprados por los títeres que gobiernan, desde el Ejecutivo hasta el Congreso. Por el contrario, son estos funcionarios y empresarios, quienes, a pesar de mantenerse en el poder, viven con temor, porque saben que ya no pueden operar con su añeja impunidad, ahora sus actos están siendo vigilados y controlados por sectores cada vez más informados, que conocen sus derechos, las instituciones y son quienes hacen que los delincuentes sientan que sus días en el poder, estén contados.

son estos funcionarios y empresarios, quienes, a pesar de mantenerse en el poder, viven con temor, porque saben que ya no pueden operar con su añeja impunidad, ahora sus actos están siendo vigilados y controlados por sectores cada vez más informados

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/12/23/con-los-dias-contados-en-el-poder/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj