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Estamos ante una oportunidad irrepetible de arrebatarle la dominación política a la oligarquía, derrotándola en las urnas.

Desde Puerto Rico veo que el pueblo de Guatemala está parado en una coyuntura irrepetible. Su élite oligárquica se evidencia cada día más como una camarilla corrupta y asesina que se dedica a la economía informal del crimen organizado con la misma disciplina que al mercantilismo y las prácticas monopólicas. Estos rasgos, inherentes a su política económica rapaz, habían permanecido ocultos a los ojos de sus vastas cuanto despreciadas servidumbres indioladinas.

Empero, el caso Vielmann-Sperissen-Giammatei (VSG) la desenmascaró y la dejó desnuda ante el espejo del pueblo, de modo que los aspavientos que ahora hace para retomar el control del Estado en las próximas elecciones, se revelan a los ojos de la ciudadanía como evidentes despliegues de demagogia que sólo pretenden retomar el camino de los escuadrones de la muerte en nombre de un Dios criollo, una patria de finquero y una libertad de juniors delincuentes. Es el camino de las olas privatizadoras, ahora también de espacios públicos como el del Centro Histórico, el Cerro del Carmen, la Estación del Ferrocarril y otros, y del mercantilismo y el monopolismo a perpetuidad.

Decía que el pueblo de Guatemala está parado en una coyuntura irrepetible porque de la noche a la mañana se ve en la posibilidad de disputarle la dominación a su élite oligárquica en las urnas electorales, si un grupo de empresarios autónomos es capaz de agruparse en torno a la reivindicación del apoyo estatal a la micro, pequeña y gran empresa sin privilegios, como eje de un plan económico que inicie de inmediato un rápido proceso de modernización del capitalismo, volviéndolo libremente competitivo mediante la igualdad de oportunidades y ante la ley. Este grupo empresarial independiente de ataduras oligárquicas puede determinar el rumbo del próximo gobierno, siempre y cuando se cerciore de que no estará integrado por un gabinete sobornado por la oligarquía.

La oportunidad es irrepetible en el corto plazo. Porque no es probable que vivamos otra coyuntura parecida pronto. El expresidente oligarca Berger no reaparecerá en público una y otra vez defendiendo a quienes perpetraron limpiezas sociales bajo su mandato, ni esto coincidirá con que uno de los monopolistas y evasores de impuestos más grandes huya del país ante los pasos de animal grande que lo asustan cuando se entera de que la CICIG sigue sus huellas, como sigue las de quien anda por ahí proponiendo retomar el camino mil veces recorrido del terror, la explotación y la miseria para las masas, que es el mismo de la prosperidad limitada y condicionada para los empresarios que no se pliegan a los caprichos de la atrasada élite oligárquica y su servidumbre de cuello blanco. ¡Este es el momento de acabar con el poder de la oligarquía y modernizar el país!

El caso VSG es sólo la punta de un iceberg gordo que flota en un mar de secuestros, contrabando, robo de automóviles, trata de personas, escuelas de sicarios, asesinatos, torturas, robo de fondos estatales, estafas bancarias y otras variedades del amplio menú que ofrece el crimen organizado. Por eso, no permitir que candidato alguno de la oligarquía gane las elecciones implica dar un paso en firme contra la violencia y la inseguridad que nos agobia dentro y fuera de nuestras casas.

¡Empresarios sin privilegios oligárquicos: únanse en un frente amplio por encima de ideologías de guerra fría, y verán cómo miles de ciudadanos se les sumarán para fundar un partido y un movimiento de larga duración! ¡El candidato es lo de menos!

Mayagüez (Puerto Rico), 6 de diciembre del 2010.

Autor: Mario Roberto Morales

Mario Roberto Morales
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