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Jaime Barrios Carrillo

Hace un siglo, en 1922, Arqueles Vela publicó su novela corta La Señorita Etcétera en El Universal Ilustrado, un semanario que entonces representaba en México uno de los escaparates de la modernidad cultural, según la académica mexicana Yanna Hadatty Mora.

Katharina Niemeyer de la Universidad de Hamburgo considera que la dialéctica de la modernidad estética se perfila ya en La Señorita Etcétera: “Primera novela vanguardista hispanoamericana, escrita y publicada en 1922, el annus mirabilis de la Vanguardia en Europa y Latinoamérica”.

En realidad se trata de la primera novela vanguardista iberoamericana. El profesor español Jorge Mojarro Romero de la Universidad Santo Tomás de Manila, Filipinas, afirma que Vela “inaugura una nueva poética del narrar en Latinoamérica y quizá en la lengua española”.

La filóloga Nieves María Concepción Lorenzo de la Universidad La Laguna en las Canarias confiere a la novela de Vela la combinación de recursos provenientes de la tradición y la modernidad, la fragmentación de la anécdota, la búsqueda de una mujer ideal múltiple y discontinua, la ambigüedad y la metaficción.

La narrativa de Arqueles Vela vino a consolidar el movimiento estridentista en México, vanguardia multidisciplinaria iniciada en 1921 por los poetas Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo y los artistas Tina Modotti, Leopoldo Méndez y Germán Cueto, entre otros. Los estridentistas perseguían la transformación de la estética y de la sociedad. Vela mismo declaró alguna vez: “Somos los que dimos un sentido estético a la Revolución mexicana”.

Nieves Martín Rocero de la Complutense de Madrid coincide con el especialista en el estridentismo, el argentino Luis Mario Schneider, en que Vela se puede considerar máximo representante estridentista de la prosa de vanguardia en México. Rocero afirma que Vela se propone trascender la realidad-espacio que encarcela, a través de la libertad en el uso del lenguaje.

La prosa hispanoamericana estaba rezagada, sin salir del casquete modernista. O bajo la férula del criollismo. Mientras grandes novelas europeas, l’avant-garde, iniciaban la modernidad literaria del siglo, por ejemplo Ulysses de Joyce y En busca del tiempo perdido de Proust. Obras extensas y experimentales (uso del monólogo interior) aunque en 1912 Tomas Mann había escrito la magistral novela corta Muerte en Venecia. Kafka es breve e inmensamente profundo. Virginia Woolf se vale también de monólogos interiores dentro de dimensiones poéticas. Se trata del nacimiento del modernismo europeo que se diferencia del hispanoamericano que representa un periodo anterior con sus figuras emblemáticas, Darío en poesía y Gómez Carrillo en la prosa. Ambos se opusieron a la irrupción de las vanguardias. Darío critica el Manifiesto Futurista y la poesía de su creador, el italiano Filipo Tommaso Marinetti. Gómez Carrillo arremete sin éxito contra el creacionismo de Huidobro. Los dos adalides del modernismo estaban en los últimos años de su vida y la irrupción de las vanguardias sería inevitable, con sus propósitos de transformar la labor estética y la realidad social, los hoy conocidos ismos: futurismo, dadaísmo, surrealismo y otros.

Vela logró una vía renovadora para la escritura de ficción que enfrentaba a la realidad fragmentaria y múltiple. La Señorita Etcétera es una brevísima novela que refleja las complejidades de la vida moderna con velocidades en trenes, máquinas, crecimiento de las ciudades y los nuevos roles de la mujer que cumple múltiples funciones en un mundo dominado por una masculinidad estructural, hoy llamada patriarcado. La mujer que se ha convertido en una señorita etcétera. Encontramos una estructura narrativa donde la relevancia de las emociones y juegos metafóricos ocupan lugar predominante, utilizando técnicas paródicas y el humor.

Un narrador en primera persona emerge como testigo de los cambios en la realidad concreta en que surge la obra: el espacio urbano. Hay asimismo un tratamiento del tema del cuerpo femenino y su fetichización simbólica por medio de los maniquís.

Otras novelas de Vela como El café de nadie (1926) y Un crimen provisional vinieron a confirmar el carácter de vanguardia del estridentismo en México y en Latinoamérica. Respecto a la segunda novela nombrada, Rodrigo Leonardo Trujillo de la Universidad Autónoma de México señala: “La obra de Arqueles Vela está en profunda relación con cierta tradición literaria, como lo muestra su parodia del género policiaco, que no es sino un diálogo profundo con esa tradición tan popular de Occidente”.

Arqueles Vela nació el 2 de diciembre de 1899 en Ciudad de Guatemala, hijo de David Vela Arango y Matilde Salvatierra. Su hermano David, dos años menor, fue su aliado intelectual con el que se inició tempranamente en la vida periodística cuando la familia tuvo que trasladarse por motivos económicos a la bocacosta. Los hermanos Vela Salvatierra publicaron un periodiquito llamado El Imperial, cuyas copias hacían en una vieja máquina Remington y cuyo lema era la irónica frase: “Con toda la pompa marcial”. José Manuel López Robledo en su valiosa tesis sobre David Vela apunta que los hermanos Vela tuvieron una especie de “gemelismo” y cita la respuesta de David a su biógrafo Luis R. Mendizábal: “Tuvimos un mismo maestro, un río, caminábamos descalzos río arriba, contra corriente, como en realidad fue la vida de él (Arqueles) y fue la mía”.

Los dos hermanos tenían enormes deseos de “conocer el mundo”, lo que significaba salir de Guatemala y enrumbarse a México, Estados Unidos y por añadidura Europa. Pero no tenían los recursos suficientes para hacerlo ambos y no querían dejar desprotegida a su madre viuda. Hicieron un juego de azar para escoger al que se iba y el ganador fue Arqueles con el compromiso de informar a su hermano David sobre lo que él iba descubriendo y aprendiendo.

Arqueles tuvo problemas migratorios y fue regresado pero hizo un nuevo intento consiguiendo “papeles mexicanos” en Tapachula. En México vivió el resto de su vida, con excepción de los años de estudio en Europa, y realizó una extraordinaria carrera como escritor, periodista y pedagogo, considerado hoy como uno de los forjadores de la educación en México. Asimismo como uno de los más connotados críticos literarios y de estética.

Roberto Bolaño le hizo una entrevista en 1976, describiéndolo como “muchacho de ojos azules que dormía en las redacciones de los periódicos, bailarín y contador de chistes en cabarets españoles, cómplice de Miguel Ángel Asturias en aventuras que no narramos por pudor, casi todo lo ha experimentado Arqueles Vela”.

Cuando Bolaño le pregunta por La Señorita Etcétera Vela responde: “No solo fue la primera novela estridentista, fue la primera novela que viola la estructura tradicional en nuestras latitudes hispanoamericanas. La Señorita Etcétera viola los conceptos de tiempo y espacio y elimina a los personajes. La Señorita Etcétera es una novela en donde el Yo es el determinante: y es el Yo, lo subjetivo, lo que convierte en personajes a los transeúntes, a la idea que se tiene acerca del hombre, de la mujer”.

El centenario de La Señorita Etcétera merece aprovecharse para la difusión de la vida y obra de Arqueles Vela. Esperaríamos seminarios, conferencias y más y más etcéteras para La Señorita Etcétera.

No encontré tesis académicas en Guatemala sobre Arqueles Vela aunque mi búsqueda puede estar incompleta. Debe resaltarse la reedición de La Señorita Etcétera en 2009 por la Tipografía Nacional, dentro de los valiosos proyectos editoriales del poeta Enrique Noriega.

Un narrador en primera persona emerge como testigo de los cambios en la realidad concreta en que surge la obra: el espacio urbano. Hay asimismo un tratamiento del tema del cuerpo femenino y su fetichización simbólica por medio de los maniquí

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Jaime Barrios Carrillo
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