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Mafias empresariales

El caso de la orden de captura falsa contra Enrique Lacs evidencia la existencia de mafias empresariales y, con estas, la necesidad de depurar el sector privado empresarial.

Ricardo Barrientos

El escándalo que causó la noticia de que el documento con la orden de captura contra Enrique Lacs Palomo resultó ser falso no es poca cosa. Primero, porque, aunque en muchas cosas pienso distinto al señor Lacs, no puedo sino solidarizarme con él y expresar mi rechazo a tan repugnante acto, así como sumarme a su exigencia y demanda de esclarecer el hecho y aplicar todo el peso de la ley sobre los responsables, autores materiales e intelectuales.

Pero, más allá del hecho, este escándalo demuestra también una realidad muy preocupante: en Guatemala persiste un grupo de personas que continúan creyendo que estas ilegalidades y delitos son una buena forma de hacer negocios. Una visión prácticamente indistinguible de la mafia o la Cosa Nostra en cualquiera de sus manifestaciones: quedó demostrado que en Guatemala existen y operan mafias empresariales.

Una de estas mafias tiene intereses en el muy lucrativo negocio de la carne de pollo, en el que se libran cruentas batallas por influenciar o controlar la política arancelaria. Por un lado, los productores nacionales buscan la protección que les ofrecen los contingentes y las tasas arancelarias altas a la importación de productos de la industria avícola. Por otro lado, los importadores exigen la liberalización del mercado, de modo que se suprima la protección arancelaria. Quedó demostrado que, aunque algunas empresas libran esta batalla de forma legal, otras, de carácter mafioso, recurren a la intimidación y a otros delitos e ilegalidades.

Y, como si todo este asunto no fuese suficientemente truculento, casi podría decirse que, por supuesto, el asunto tenía que ver con empresarios evasores de impuestos. Lacs señaló explícitamente a la empresa Escalas Mercantiles, una importadora de carne de pollo, de haber evadido hasta 340 millones de quetzales en un esquema de defraudación tributaria durante varios años. Estas declaraciones generaron, además, un cruce de señalamientos entre Lacs y el superintendente de Administración Tributaria, Francisco Solórzano Foppa, ya que, a criterio de este, la evasión de impuestos pudo haber sido provocada por una decisión errónea de Lacs en 2006, durante el gobierno de Óscar Berger.

No me resulta baladí que Enrique Lacs, en pleno intríngulis de la captura con orden falsa, engrilletado y en el ir y venir al juzgado, declarara que sospechaba que el ataque podría provenir de la empresa Escalas Mercantiles, enfrentada con él con querellas penales en uno y otro sentido. Esto, precisamente porque, cuando fungió como viceministro de Comercio Exterior en el Ministerio de Economía, tomó decisiones para aplicar una tasa alta de derechos arancelarios a la importación de pollo.

En mi opinión, el análisis de estos hechos implica que, además de las investigaciones que debe realizar el Ministerio Público, al sector privado le toca emprender una autodepuración, purga y limpia de las mafias empresariales enquistadas en sus filas. Esto, porque no es imposible que, además del mercado de la carne de pollo, estas mafias empresariales existan y operen en otras actividades y sectores económicos.

Estoy convencido de que la mayoría de los empresarios guatemaltecos, micro-, pequeños, medianos y grandes, son honestos y no necesitan estas prácticas mafiosas para ganar dinero. Pero precisamente por ello la purga empresarial es urgente, ya que el funcionamiento de las mafias se basa en dos pilares: por un lado, la violencia y la intimidación, con acciones como la de la orden de captura falsa contra Lacs; y por el otro, el silencio y el encubrimiento, que los mafiosos italianos llamaban código de silencio u omertá.

Fuente: [https://www.plazapublica.com.gt/content/mafias-empresariales]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

José Manuel Torres Funes