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La letra L

Entretenido divertimento sobre la lógica, los lunes y los lunáticos.

En el apartado para la letra L de su célebre Diccionario del diablo, Ambrose Bierce indica que Luminaria es “El que arroja luz sobre un tema; por ejemplo, un jefe de redacción que no escribe sobre ese tema”. Con lo cual dota a las luminarias de contenidos mentales livianos y, en consecuencia, de conductas típicas de los farsantes. Cómo no pensar en los “intelectuales” de derecha, encargados de inventarle sentido “científico” y “académico” a conocidas cuanto criminales medidas fascistas de control, como ocurre con la “teoría” de la seguridad hemisférica y la de la seguridad nacional, a fin de adjudicarle a la población civil el sambenito de “enemigo interno”, “comunista” y “terrorista”, y poder así eliminarla “legalmente”.

Estos “intelectuales” razonan usando un método implacable, como el que define Bierce en su entrada a la palabra Lógica, a saber: “Arte de pensar y razonar en estricta concordancia con las incapacidades propias de la incomprensión humana. La base lógica es el silogismo, que consiste en una premisa mayor, una menor y una conclusión; por ejemplo: Premisa mayor: Sesenta hombres pueden realizar un trabajo sesenta veces más rápido que un solo hombre. Premisa menor: Un hombre puede cavar un pozo para un poste en sesenta segundos. Conclusión: Sesenta hombres pueden cavar un pozo para un poste en un segundo. Esto es lo que puede llamarse el silogismo matemático, con el cual, combinando lógica y matemática, obtenemos una doble certeza y somos dos veces benditos”. Dos veces benditos en la “ciencia” y una vez benditos en Jehová, Señor de los Ejércitos.

Estos “intelectuales” padecen además incontinencia verbal, como se puede comprobar en las televisoras de la oligarquía. Son una ilustre caterva de locuaces. Pues, como dice Bierce en su entrada sobre la palabra Locuacidad, ésta es la “Dolencia que vuelve al paciente incapaz de contener la lengua cuando uno quiere hablar”. Por esto mismo apelan a la cordura. Asunto que lo obliga a uno a afiliarse al partido de los locos. Esos que padecen la locura de Erasmo. Y también la de Bierce, quien cuando piensa en la palabra Loco indica: “Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual; del que no se conforma a las normas de pensamiento, lenguaje y acción que los conformes han establecido (…)”.

Siguiendo con la letra L, Bierce señala que lunes es: “En los países cristianos, el día que sigue al partido de beisbol”. Se refiere, claro, a Estados Unidos. El deprimido poeta peruano César Vallejo escribió algo así como “Este sábado tan lunes”. Y, por el contrario, el nada depresivo Tin Tán exclamaba en una de sus tonadas: “¡Qué viernes… si hasta parece sábado!”. En los países en donde sólo se juega al futbol, el lunes es también el día que sigue al partido. Es decir, a la dicha. Lo cual nos hace pensar que la “intelectualidad” derechista –compuesta por luminarias expertas en silogismos matemáticos, y alejadas locuazmente de la locura de Erasmo– “vive en lunes”. Un lunes gris y alargado a tal extremo, que ya los ha convertido en lunáticos. No en lunarios. Pues Bierce indica que esta palabra denota a un “Habitante de la luna”. Y que éste “No debe confundirse con el lunático, que es habitado por la luna”. Conclusión: la lógica locuacidad de las luminarias es lunática. Y disculpen tanto discurso, pues ya se sabe que lo evidente no necesita demostración.

 

Mario Roberto Morales
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