Irmalicia Velásquez Nimatuj
El diputado Allan Rodríguez concluyó su mandato como presidente del Congreso de la República, el 14 de enero, cerrando una de las más nefastas presidencias y lo hizo con un vergonzoso discurso. Su alocución -dejada para la historia- lo retrata como un político ignorante y desconocedor de la realidad compleja de Guatemala y de las discusiones alrededor de las principales opresiones que existen en el mundo, que influyen en la vida individual y colectiva, que se han documentado ampliamente a través de investigaciones, alrededor de las cuales se han generado corrientes teóricas, a las que son indispensables recurrir para comprender ¿por qué las sociedades o naciones están inmersos en constantes conflictos sociales?
Pero Rodríguez descarta el conocimiento de los múltiples campos al afirmar que: “No hay república de los chairos, no hay república de los fufurufos, no hay una república de los pobres, como no hay una república de los ricos, no hay una república del área rural, como no hay una del área urbana, no hay una república de indígenas, no hay una república del ladinos, hay una sola república y esa es la República de Guatemala y esta república es la que debemos de defender aun a costa de nuestra sangre y a costa de nuestra vida si es necesario”. (La Hora 14.01.2022)
El discurso de Rodríguez no es polémico porque no aporta al entendimiento de la realidad de Guatemala o del mundo, el discurso evidencia la ignorancia, el servilismo y cuestiona a las instituciones en donde obtuvo títulos académicos o cursos y que van desde la Universidad Marino Gálvez, la USAC, Universidad de Salamanca, Universidad George Washington, URL, la escuela de la OEA, FLACSO, HIVOS, Fundación Friedrich Ebert, entre otras.
Que Rodríguez asegure que “solo hay una república” es ignorar dentro de Guatemala la historia crítica -incluso la historia oficial-, los modos de producción, la generación del capital, el conflicto de clase, el control colonial y poscolonial, las epistemologías y ontologías originarias, la explotación entre las poblaciones y hacia los bienes naturales, el intercambio desigual, los marcos de derechos humanos construido tras largas luchas de los pueblos, los aportes de los diversos feminismos o de la teoría racial crítica.
Por la ignorancia que expele Rodríguez es que resaltó que uno de los principales logros de su gestión fue la restauración de la Casa Larrazábal, como si el mandato del presidente del congreso fuera rehabilitar inmuebles y no legislar para la diversidad de naciones, de sectores que con sus impuestos han pagado los millonarios salarios, dietas, seguro médico y de vida, alimentación, teléfono, caja chica, pago de múltiples asesores, mientras las y los pobres de todas las edades, las mujeres indígenas, los jóvenes, las y los ancianos agonizan de desnutrición, se debaten en el subempleo u optan por marcharse del país.
Fuente: [elperiodico.com.gt]
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