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La ideología del cinismo

Y un futuro sin la peste neoliberal.

Mario Roberto Morales

En El sublime objeto de la ideología, Slavoj Žižek alude a una tesis que Peter Sloterdijk expone en su Crítica de la razón cínica, citando la Ópera de los tres centavos, de Bertolt Brecht, en la que éste plantea: “¿Qué es el robo de un banco, comparado con la fundación de un nuevo banco?” La pregunta ilustra el hecho de que no es necesario recurrir a la ilegalidad para enriquecerse quitándole lo suyo a los demás, sino que basta institucionalizar el mecanismo legitimándolo como un recurso inevitable para el desarrollo económico. Con ello, el cinismo brota como una forma más de ideología, asumida públicamente por individuos que saben que lo que hacen es criminal, pero lo siguen haciendo amparados en un pretendido realismo financiero que postula como inevitable la apropiación del producto del trabajo ajeno como condición para vivir en un régimen de prosperidad y libertad.

La ideología del cinismo es la superación de la ideología de la hipocresía, bajo la cual los cacos corporativos sabían que lo que hacían era criminal y lo seguían haciendo, pero aparentando que no lo sabían. Luego, no necesitaron aparentarlo más porque la dominación sistémica convirtió a la humanidad en una recua única de consumidores y, por eso, ahora, los neoliberales asumen cínicamente como suya la dimensión criminal de la acumulación monopólica, argumentando que no hay otro camino para incrementar el desarrollo material de la humanidad. De aquí que la producción de armas y el estímulo de guerras como mercado de aquéllas, la fraudulenta especulación financiera y el crimen organizado sean vistos por ellos como formas legítimas de acumulación de capital. Es decir, como mecanismos ineludibles para que la especie humana siga disfrutando de lo que proponen como una vida de prosperidad, paz, alta cultura y dicha perpetua, gracias al mejor de todos los sistemas posibles: el capitalismo corporativo transnacional. Los países que padecen de malestares económicos, dicen, son aquellos que por maldad comunista no se alinean con la ética y la moral neoliberales de Mont Pelerin y Davos. Es decir, con la ideología y la práctica económica del cinismo.

Hasta los 70, la ideología fue una mentira que pretendía ser tomada por verdad y la gente vivía su ficción ideológica como certeza moral. Ahora, la ideología neoliberal se vive como la mentira que es. Ya no pretende ser tomada como cierta. Y se justifica no por contenido verdadero alguno, sino porque está respaldada por la fuerza militar y la coacción legalista, lo cual es justificado por su efectividad instrumental para procurar ganancias a los oligopolios y asegurar bienestar asalariado a su servidumbre administrativa, esa que se encarna en toda laya de gerentes, gestores y demás joviales agachados de cuello blanco, a quienes la publicidad bautiza como alegres encarnaciones del éxito y la felicidad. Así funciona la ideología del cinismo, la moral del atracador vuelto empresario y vasallo gerencial.

¿Es posible derrotar al neoliberalismo y su reproducción sistémica? Lula, Vilma, Néstor, Cristina, Michelle, Evo, Chávez, Maduro, Correa, Mujica, López Obrador, Sánchez Cerén, Luis Guillermo Solís, Claudia y Jassmin ofrecen, cada uno a su manera, una respuesta que no sólo demuele la ideología del cinismo, sino que demuestra que podemos tener un régimen de bienestar colectivo con justicia y un futuro sin la peste neoliberal.

Mario Roberto Morales
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