El anticomunismo puesto al día
Breve fragmento de una entrevista censurada.
En una entrevista titulada «Reconsiderando las utopías», la cual se negaron a publicar varios medios de comunicación guatemaltecos, Rosina Cazali me pregunta de entrada de qué comunismo habla la Fundación contra el terrorismo. Y yo le respondo que habla del “comunismo” que pobló la mente paranoica de Joseph McCarthy en los años 50 del siglo XX, el cual encarna las características satánicas que conforman la ideología fascista conocida como “anticomunismo”, un rosario de maldades sin cuento atribuidas al desaparecido régimen soviético de Stalin. Y aunque Stalin sea tristemente célebre por haber aniquilado a millones de sus compatriotas por disidentes, las nociones que conforman el anticomunismo como ideología fascista son de una estupidez catedralicia para cualquier mentalidad medianamente culta, pues sólo una caterva de ignorantes supersticiosos pudo creer que los comunistas devoraban niños a la cena o que mataban a los ancianos por inútiles o que obligaban a las mujeres a ser promiscuas en nombre del “bien común”, como reza la propaganda anticomunista.
Y seguí respondiendo que, en realidad, el anticomunismo es una ideología para masas miedosas y serviles, pues sólo en este tipo de personas puede prender semejante despropósito. Al socialismo real se le pueden hacer muchísimas críticas fundadas y justas. Pero el anticomunismo es a todas luces sólo una broma criminal que sirvió para meterle miedo a la desinformada sociedad estadounidense y permitir así que, en nombre de un “enemigo externo” satánico, la industria armamentista creciera desproporcionadamente enriqueciendo al ala más derechista del Partido Republicano, que es la que hoy impulsa las guerras vigentes en todo el mundo (bajo la misma “razón”).
Después ella me preguntó cómo se insertó en América Latina la ideología anticomunista. Y yo le respondí que la ideología anticomunista prendió fácilmente en la incultas y serviles derechas católicas de la América Latina de los años 50, pues éstas vieron en él una réplica de las Cruzadas medievales. Y, gracias a las condiciones atrasadamente iglesieras y oligárquicas de países como el nuestro, así lo siguen viendo los hijos y nietos de los fascistas del pasado. Por eso es que el anticomunismo de la frankensteinniana Fundación contra el terrorismo es el mismo del momificado Movimiento de Liberación Nacional (MLN), autollamado “partido de la violencia organizada”, una agrupación fascista al servicio de la oligarquía guatemalteca, a la que le cabe la “gloria” de haber estado compuesta por la servidumbre que ayudó al truncamiento del proceso de modernización de la economía capitalista y del Estado democrático, emprendido por Jacobo Arbenz. El “satánico” enemigo común de estos dos engendros son “los comunistas”, es decir, todos aquellos que no están dispuestos a servir sin condiciones a la oligarquía y al ejército. La mencionada Fundación llama ahora “terroristas” a quienes considera “comunistas”, ilustrando con ello la única manera que conoce la derecha fascista de “estar al día”.
Y yo le respondí que la ideología anticomunista prendió fácilmente en la incultas y serviles derechas católicas de la América Latina de los años 50, pues éstas vieron en él una réplica de las Cruzadas medievales.
Si le interesa leer la entrevista completa, ésta se encuentra aquí.
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