Ayúdanos a compartir

Irmalicia Velásquez Nimatuj

La mayoría del CSU y Walter Mazariegos jamás podrán compararse con la altura moral e histórica de este joven consecuente con su presente y con el futuro de Guatemala.

En su sesión 2-2023, con el 55 por ciento de los votos de sus integrantes, el Consejo Superior Universitario, CSU, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, decidió el día de ayer 27 de enero, expulsar de la universidad a Camilo García, estudiante y representante estudiantil de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia ante el CSU.

Pero ¿por qué el CSU expulsó a Camilo García, quien es solo un estudiante? ¿Por qué le temen?

La respuesta es simple. La mayoría de los miembros del CSU son parte orgánica del actual pacto de corruptos que controla el estado guatemalteco, el ejecutivo, legislativo, judicial y la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH, por eso, tomar la USAC, imponiendo a un rector a su medida como Walter Mazariegos, electo de forma fraudulenta y violenta, tal y como fue documentado a nivel mundial, no es más que parte del plan de controlar toda la institucionalidad del país. Sin embargo, la digna resistencia de algunos docentes, estudiantes y trabajadores frente a la crisis histórica que atraviesa la USAC y el país, ha hecho que no se dobleguen, porque en el fondo representan la lucha de los pueblos guatemaltecos de abajo, quienes han enfrentado una permanente exclusión y saben que la USAC es el único bastión que aun permite el acceso a la educación universitaria como un derecho humano y universal, y no como el privilegio de unos pocos, que es en el fondo lo que buscan instituir las actuales elites, destruyendo que, la profesionalización desde diversas formas contribuya levemente a construir una nación con algunos niveles de justicia social. Dentro de ese marco, con su accionar, el CSU ha violado el mandato que le corresponde como el máximo órgano de la USAC, porque su decisión no tiene respaldo institucional ni legal para ejecutar expulsiones de representantes estudiantiles. A pesar de eso, se atrevió a expulsar a Camilo García.

Frente a un CSU que es afín a los grupos de poder que tienen tomadas las instituciones, la voz, la presencia y la vida de Camilo García se convierten en incomodas, en una piedra en el zapato, porque él ha estado denunciando las arbitrariedades que ese órgano ha cometido desde antes y durante el autonombramiento de Walter Mazariegos como rector, y a lo largo de la etapa de crisis se ha convertido, junto a otros miembros de la USAC, en perseguidos, criminalizados y amenazados de muerte porque no se han vendido al sistema corrupto y siniestro.

Camilo García aún tiene una batalla legal contra la decisión del CSU, pero si finalmente terminara expulsado de la USAC no lo será de las páginas dignas de la historia de la universidad y del país, mientras la mayoría corrupta del actual CSU y de Walter Mazariegos, aunque hoy puedan comprar a algunos, jamás podrán, ni siquiera, compararse con la altura moral e histórica de este joven comprometido con su presente y con el futuro de las generaciones que merecen entrar a una universidad libre, sin ataduras y alejada del servilismo neocolonial.

La mayoría de los miembros del CSU son parte orgánica del actual pacto de corruptos que controla el estado guatemalteco, el ejecutivo, legislativo, judicial y la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH, por eso, tomar la USAC, imponiendo a un rector a su medida como Walter Mazariegos, electo de forma fraudulenta y violenta, tal y como fue documentado a nivel mundial,

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj