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Construyendo para el bien común y el buen vivir

Resulta imprescindible abrirnos a conocer las luchas por la defensa del territorio y de la vida, que no es otra cosa que la lucha por el “bien común”.

Marcela Gereda

Antonio Negri explicó que en “el presente, el común es siempre una ‘producción’, es naturaleza regulada o transformada, o simplemente producida. Por tanto, el común es un recurso solo en la medida en que es un producto, un producto del trabajo humano, en el marco del régimen capitalista atravesado por relaciones de poder”.

Para Michael Hardt y otros teóricos, el proyecto por el bien común puede articular un movimiento social constituyente en la lucha y defensa por bosques, agua, tierra, cultivos y en contra de la privatización de los recursos comunitarios. Es este un tiempo líquido en donde los bienes comunes y naturales padecen la avaricia y ambición del mundo globalizado.

Asistimos a un mundo en el que priva y nos conduce la lógica de “sálvese quien pueda”. El neoliberalismo con su mano mágica ha privatizado todas las dimensiones de la vida humana y ha convertido los bienes naturales en mercancías negociables.

Un pilar de los engranajes del capitalismo en su reproducción es el hacerle creer a las mayorías que este el único modo de vida posible, a través de la publicidad nos venden la idea de que la felicidad viene con la propiedad, acumulación, consumo, y ello lo convierten en insignias o emblemas de la identidad de las personas. Tan es así que el capitalismo nos hace creer que somos lo que poseemos. Y tan es así que cualquier cosa es posible mercancía enlatada para engrosar los anaqueles del supermercado dándonos a los consumidores la falsa noción de “estar bien surtidos”.

A pesar de esta campana de plomo llamada capitalismo que define quién vale y quién no, hay a lo largo y ancho del planeta ejemplos de luchas colectivas que construyen desde el bien común.

En Guatemala, el movimiento campesino, asume la lucha por la defensa de los recursos naturales (bienes comunes), la lucha por la defensa de la vida. Parte del movimiento está ante el secuestro del río Cahabón a mano de siete hidroeléctricas. Representantes de cuatro regiones, centenares de comunidades están siendo afectadas por el desvío y secuestro de ríos en manos de transnacionales. La representante de pueblos indígenas afectados dice “el agua es sagrada, da vida, es un elemento que es colectivo”.

Con el actual modelo de “desarrollo”, estamos matando a la naturaleza. Si no cambiamos nuestras prácticas no habrá ríos, ni agua, ni animales, ni salud, ni futuro para las generaciones venideras.

Dice el ambientalista senegalés que “protegeremos solo que amamos, amaremos solo lo que entendemos y entendemos solo lo que nos enseñaron”. Varios líderes denuncian “el robo, la apropiación privada, la contaminación, la privatización y mercantilización del agua y otros bienes comunes”. Necesitamos cuestionar nuestro modelo de Estado y de desarrollo que legitima el despojo de los recursos naturales. Resulta imprescindible abrirnos a conocer las luchas por la defensa del territorio y de la vida, que no es otra cosa que la lucha por el “bien común”. Nada más importante que construir por y para el bien común.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/08/13/construyendo-para-el-bien-comun-y-el-buen-vivir/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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