Ayúdanos a compartir

Oli, de cariño

O de cómo agitar un río revuelto descosiendo un chaleco populista.

Mario Roberto Morales

En mi país, los medios masivos oligárquicos agitan las aguas de la ignorancia ambiente con discursos populistas. Por un lado, remueven el entusiasmo de algunas masas empobrecidas con la llegada del ex presidente Alfonso Portillo, a quien en su momento la oligarquía linchó metiéndolo a la cárcel en Estados Unidos por haberla desafiado importando cemento y otros productos que localmente son fabricados por monopolios de oligarcas. Es de la cárcel estadounidense de donde saldrá hacia su país, en donde—mediante el conocido acarreo de simpatizantes— la oligarquía se asegurará de que sea recibido como un tigre del norte.

Por otro lado, la misma oligarquía alienta financieramente a los partidos populistas que atacan a quien se perfila como el próximo presidente (populista) del país: un empresario sin pedigrí colonial y sin ascendiente oligárquico, cuya fortuna fue hecha a pesar de la oligarquía y no gracias a ella (como ocurre con la mayoría de fortunas locales). Este candidato es satanizado por las buenas conciencias pro oligárquicas de la capital, las cuales agitan tanto en los secretos cenáculos del Opus Dei, como en las iglesitas protestantes de barriada y en los templos católicos clasemedieros y las ruidosas megaiglesias fundamentalistas, las cuales son un dolor de huesos para las simples criaturas del Señor cuya fe no requiere de bocinas que hagan retumbar la tierra con reguetones de melodrama, ni de paroxismos extáticos (reales o fingidos) que sólo sirven para drenar oblicuamente la siempre tan incomprendida energía de la libido.

De nuevo, la mentada oligarquía (Oli, de cariño), financia también al partido oficial, el cual pretende (con cinismo populista) reelegirse después de haber hecho el peor gobierno de la historia moderna del país, así como el más corrupto entre los corruptos. Y lo anuncia afirmando en sordina que Portillo apoyará al candidato oficial porque si no, ella misma (la Oli) lo enjuiciará por corrupción y lo meterá de nuevo en la cárcel, esta vez en una de las de aquí. Claro que si la Oli de veras enjuiciara a alguien por corrupción, se mordería la cola. Porque el gobierno que siguió al de Portillo, el del oligarca Berger, fue mucho más corrupto que el del actual presidiario.

La Oli lo financia todo aquí. Empezando por la “oposición” populista. Tiene miedo de que virus políticos como el de Syriza, Podemos, la Revolución Bolivariana y el Estado Plurinacional Unido infecten a la ciudadanía. Decir que no hay candidato capaz de cambiar las cosas aquí tiene mucho de cierto, pero como parte del juego político implica impulsar cambios a pesar de los candidatos y de los funcionarios mediante el control de espacios de poder y de grupos con poder, este hecho está movilizando a algunos que nunca se han metido en política y también a ciertos políticos. ¿Por qué? Pues porque lo que se está cocinando es prometedor y de pronto puede saltar una liebre que se le vaya a la Oli por la libre. Miren: tanto Sandra, como Portillo y Baldizón priorizan intereses populares. Por eso la Oli quiere tenerlos pespuntados a su chaleco. Y de hecho los tiene. Pero las puntadas son débiles y un movimiento de masas puede descoserlo y hacer que los tres cambien de táctica y que en el río revuelto las masas logren que salga un ganador con más compromiso popular que oligárquico. ¿Captan? ¡Agitemos con masas el río revuelto! No tenemos nada que perder.

Mario Roberto Morales
Últimas entradas de Mario Roberto Morales (ver todo)