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El conflicto con mi país

Amar a este país como indígena es sobrevivir en él, sobrevivir a pesar de él.

María Aguilar

Mi país es un país que desprecia lo indio y está constantemente innovando las maneras de mostrar ese rencor y odio. Un país que en ausencia de campañas genocidas continua criminalizando y sometiendo a pueblos mayas a la pobreza, exclusión y despojo. Un país donde denunciar el racismo es frustrante porque las voces indígenas son ignoradas, subestimadas o interpretadas como rencor, venganza, victimización u odio. Un país donde hay que “cuidar y proteger” los sentimientos de los ladinos para que no se sientan atacados al saber que son cómplices del sistema que nos desecha.

Proteger esa “fragilidad blanca” es una de las razones por las que se prefiere que sean los ladinos los que hablen de racismo y no un o una india. Un país que nos quiere coloridos y sonrientes bailando en la foto, pero que se rehúsa a proporcionar derechos y representatividad. Un país que usa el discurso de la multiculturalidad para disimular las continuaciones de prácticas de racismo estructural.

Existo en una sociedad en la que los ladinos no se consideran racistas, una “actitud” reservada para unos pocos, el vecino o la abuela –quizá– pero no ellos. Vivo en un sistema que fue diseñado para ladinos, así que ellos no tienen la necesidad de pensar sobre lo difícil que es navegarlo y vivir en él.

Durante las últimas tres semanas, abordé el racismo como respuesta a los ataques por mi crítica a la película Ixcanul, pero también como ejercicio de recordar lo cruel y doloroso que continúa siendo este país para pueblos indígenas, inclusive para quienes, como yo, tienen acceso a privilegios que a la mayoría le son negados.

Y sin embargo, amo este país.

Y es que amar y luchar por este país no es la foto en la plaza, ni alzar la bandera o colocar mi mano en el pecho durante el himno.

Amar a este país como indígena es sobrevivir en él, sobrevivir a pesar de él.

De mi parte, amar a este país es estudiarlo y analizarlo críticamente, es no conformarme o asentir en silencio, es cuestionar la historia oficial incansablemente, con la esperanza de algún día hacerlo cambiar.

Mi país es un país que desprecia lo indio y está constantemente innovando las maneras de mostrar ese rencor y odio.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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