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¿Qué le pasó Monseñor Álvaro Ramazzini?

Mientras más camino, más acepto que algunos maestros terminan volviendo a su círculo original, a su clase social y a sus privilegios raciales.

Irma A. Velásquez Nimatuj

Escribo estas líneas con mi corazón, sintiendo dolor y tristeza al leer, escuchar y ver su actuación Monseñor Ramazzini. Lo releo y consulto a compañeros tratando de encontrar una respuesta que me explique el giro de su vida. ¿Cómo renunció a su compromiso en un país miserable como Guatemala? País que usted conoce por el privilegio de servir desde la iglesia a su pueblo más pobre, más hambriento y más desgraciado. Usted ha sido testigo que las poblaciones han sido convertidas en mendigos no por obra y gracia del Espíritu Santo, ni porque Dios quiera más pobres para que entren con facilidad al reino de los cielos.

Usted sabe que la pobreza, conflictividad y polarización tienen su raíz en el despojo permanente de los bienes de los pueblos a lo largo de la Colonia, la supuesta Independencia, la época Liberal y el genocidio del Siglo XX. En resumen: ¡jamás los indígenas hemos podido ser libres, ni mental y menos económicamente! Siempre, otros han buscado por todos los medios posibles definir nuestras vidas.

Por eso, sin ser católica, me sentí tocada por su palabra, ejemplo de vida, entrega y compromiso con las poblaciones indígenas, campesinas, mestizas y ladinas pobres cuando viví y acompañé a mis hermanos en San Marcos en su búsqueda por tierra cultivable en el marco ingenuo de los Acuerdos de Paz. Allí apareció usted en mi vida y me movió. Usted le dio a mi trabajo la fuerza interna que necesitaba. A usted lo vi desafiando a las principales instituciones del Estado. Lo escuché condenando las acciones de avaricia de la elite financiera y agroexportadoras que han impedido que el circulo de pobreza se rompa para beneficiar a los de abajo, a los sin tierra, a los migrantes.

Fui testigo de cómo las comunidades dejaron de sentirse solas cuando usted llegó, porque a diferencia del Obispo anterior, que les pedía las mejores gallinas y las mejores cosechas, usted no pidió, usted los escuchó y actuó.
Mientras más camino, más acepto que algunos maestros terminan volviendo a su círculo original, a su clase social y a sus privilegios raciales, y con dolor nos toca decirles adiós, porque nuestro tiempo juntos ha terminado.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/11/17/que-le-paso-monsenor-alvaro-ramazzini/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj