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La vergonzosa perorata de Jimmy Morales

Las peroratas y las rabietas como ataque a los adversarios cuando se carece de argumentos es recurso de mediocres, de incapaces y de dictadores. ¿Quién se lo explica al presidente?

Ricardo Barrientos

Pena o vergüenza ajena es lo mínimo que provoca el discurso que el presidente Jimmy Morales espetó con motivo de la firma de una nueva Agenda Nacional para el Desarrollo, cuyo fin es supuestamente cumplir los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para el 2030 y el Plan de Desarrollo K’atun Nuestra Guatemala 2032. Una vez más Morales demuestra su incapacidad para gobernar, para entender el funcionamiento de una democracia en la que hay organismos de Estado que no están bajo su mando y, sobre todo, que los gravísimos problemas que enfrentamos no se resolverán con una perorata y rabieta.

No habían transcurrido cuatro minutos cuando el presidente recordó que, siendo candidato, reclamaba la imposibilidad de cumplir los ODS sin recursos fiscales suficientes. Pero parece que olvida que en noviembre de 2015 fue su propio equipo de transición el que pidió, en la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda del Congreso de la República, el recorte del presupuesto de 2016. Y fue él mismo quien, en agosto de 2016, precipitadamente retiró del Congreso una propuesta de reforma tributaria que, llena de errores como estaba, podía corregirse en el Congreso y generar recursos para cerrar brechas. La primera de entre varias contradicciones e incoherencias.

Por otro lado, dijo reiterar su compromiso de eliminar la desigualdad social y de combatir la pobreza. Habló de garantizar la sostenibilidad ambiental, de proteger y conservar los recursos naturales. Pero, lamentablemente, minutos después, lo que logró demostrar es su reiterada calidad de rastrero servil de algunos empresarios, ahora de manera descarada, pues defendió los intereses de la mina San Rafael. Vaya forma la de Morales de procurar la sostenibilidad ambiental y la protección y conservación de los recursos naturales: defendiendo la minera que había contratado al peruano Alberto Rotondo, fugado de una cárcel guatemalteca en 2014 y recapturado en Lima en 2016, evasor de la justicia luego de que se lo responsabilizara de haber ordenado disparar contra comunitarios que protestaban contra esa empresa. Otra contradicción e incoherencia, ya que insulta la inteligencia de su audiencia al decir que no quiere defender a ninguna industria y que quiere ser coherente.

Quizá estuvo a punto de tener por lo menos un acierto: convocar a un diálogo sobre el financiamiento para el desarrollo luego de reconocer la necesidad de elevar la carga tributaria. Pero, además de clamar a gritos por la «certeza jurídica» para la ya referida minera (pero importándole poco el pueblo xinca), luego pasó a demostrar ignorancia flagrante respecto a qué es justicia tributaria. Por favor, ¡que alguien le explique al mandatario que ese principio no quiere decir que todos paguen, sino que cada quien pague según su capacidad! Es decir, lo que se busca es que quien está en situación de pobreza extrema no pague impuestos y que los «grandotes», como él los llama, paguen proporcionalmente más, precisamente porque tienen más capacidad. Considero perverso y agresivamente estúpido proponer que tributen quienes están en pobreza extrema.

Resulta muy preocupante verificar la incapacidad de Morales para gobernar, convivir con la oposición política, natural en toda democracia funcional, y liderar la búsqueda de soluciones reales a problemas graves y añejos. Incapacidad que demuestra con cada berrinche, con la facilidad con la que pierde la compostura, para luego, lloriqueando y gritando, correr a pedir ayuda a sus amigos militares y empresarios.

Pero dice el otrora cómico presidente que todo va mejorando. Ya no causa risa. Lo menos, da pena y vergüenza ajena, si no indignación y enojo ciudadanos.

Fuente: [https://www.plazapublica.com.gt/content/la-vergonzosa-perorata-de-jimmy-morales]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

José Ricardo Barrientos Quezada
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