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Juventud desempleada: El camino para el cambio

Manuel Villacorta
manuelvillacorta@yahoo.com

Uno de los momentos más memorables para un padre de familia es ver partir al hijo hacia su primer trabajo. Momento en el que la vida premia a ambos, instante en donde la satisfacción del triunfo supera toda expectativa. La memoria hace recordar aquel pequeño niño o niña, ingenuo y frágil en su primer día de escuela, despidiéndose con lágrimas en los ojos y quizá un “mami, no me dejes”.  Cerrado el círculo llega el momento de insertarse al sector laboral tras doce largos años de estudio. Pero, ¿qué ocurre cuando ese hijo o hija, una vez terminado el ciclo diversificado, empieza a experimentar que no surge ese empleo que tanto anhela para sentirse independiente y con ello cooperar con sus padres? Ocurre que esa ilusión empieza a tornarse en frustración. El joven comprende que el mercado laboral en Guatemala es restringido, implacable y cerrado. Trasladémonos a la realidad: cada año se gradúan 250 mil jóvenes del ciclo diversificado, menos de un 10% encuentra empleo. 225 mil tendrán que soportar el no tener ingreso o vincularse al mercado informal en donde jamás podrán tener las garantías mínimas laborales que todo ser humano aspira y a las cuales tiene derecho.

Lo anterior revela que desde 1986 a la fecha —para fijar un punto de partida—, en Guatemala ha desfilado una decena de gobiernos ineptos, corruptos e irresponsables. Jamás hicieron absolutamente nada para garantizar el empleo a nuestra juventud. La empresa privada, por su parte, se benefició de un extenso ejército de reserva laboral, lo que le permitió operar pagando escuálidos salarios en la mayoría de los casos. Hoy, conseguir un empleo ordinario y mal pagado se celebra hasta misericordiosamente. Nuestra juventud no merece eso, no lo podemos permitir más, debemos enfrentar ese flagelo de inmediato.

Mi propuesta: Tenemos que crear el Sistema Nacional para la Formación Laboral y el Empleo Juvenil. Integrado por gobierno, empresarios, universidades y organismos internacionales. Tenemos que crear tres modelos laborales que funcionen simultáneamente: 1. Modelo de Educación Dual: las empresas crean institutos para la enseñanza técnica a los potenciales trabajadores en su ramo, mientras estos simultáneamente reciben formación teórica en las universidades que formen alianzas con las citadas empresas. Los grados técnicos alcanzan un elevado nivel de formación laboral y profesional. 2. Modelo de formación para técnicos independientes: Implica retomar el Intecap para hacerlo un verdadero centro de formación para todos los guatemaltecos que deseen profesionalizarse en áreas como trabajo en metales, carpintería, construcción y cocina, entre otros. Todo egresado tendrá acceso a créditos blandos, actualización profesional constante y a la formación de cooperativas que les garanticen solidez en sus derechos y objetivos. 3. Modelo Empresarios Juveniles: Los jóvenes que no deseen un empleo en una empresa o poseer una profesión específica y que su objetivo sea crear una pequeña empresa, deberán ser apoyados por el Sistema Nacional de Formación Laboral y el Empleo Juvenil, mediante programas asociados al Incae o por fundaciones promotoras de empresas semilla con carácter de potencial crecimiento. Richard Branson, el genio del emporio Virgin, puede ser una excelente guía de cómo hacerlo.

Todo lo que expongo parece complejo, lo sé, pero no olvidemos: no es imposible, muchos países ya lo han implementado. Trabajar para nuestra juventud es el compromiso. Un gobierno fundido con su pueblo lo hará realidad. Cuestión de saber elegir, en ello radica el principio de ese gran cambio nacional.

Fuente: [http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/juventud-desempleada-el-camino-para-el-cambio]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Manuel R. Villacorta O.