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La montaña que amó René y donde aprendió a amar las aves hoy se encuentra amenazada por la falta de políticas ambientales.

Marcela Gereda

En un país donde la mayoría no vive sino sobrevive, allá en la pequeña aldea El Chical, Morazán, El Progreso, nació el corazón de René Corado Pantaleón. Dada la pobreza que atraviesa a las grandes mayorías, René migró a la capital a lustrar zapatos.

Sus primeros años de vida transcurrieron descalzo sacando brillo a zapatos de otros y llevándole comida a sus hermanos en condiciones de vida difíciles. Ahí, un periodista a quien René le lustraba los zapatos le dijo: “si seguís con tus estudios te voy a llamar”.

En 1981 con 21 años migró nuevamente, esta vez en búsqueda del sueño americano. Sin papeles, sin saber inglés y sin dinero, se aventuró. Primero trabajó como jardinero en Los Ángeles. Un día mientras arreglaba las plantas del aviario en la Donald Bleitz Wildlife Foundation, en Hollywood, tuvo de nuevo un ofrecimiento de trabajo. El fundador le vio feliz con los pájaros, y esto le ganó un empleo como cuidador de las aves y mariposas de ese lugar.

El ornitólogo Donald Bleitz murió en 1986 y dejó en su testamento que las aves vivas irían a zoológicos, pero que el museo debía ofrecerle empleo a René, pues era quien más conocía sobre pájaros. Actualmente, el museo es único pues tienen la colección de huevos y nidos más grandes del mundo, con más de un millón de huevos de aves y más de veinte mil nidos de aves y sesenta mil pieles de aves.

Agarró todas las oportunidades que le llegaron a las manos y con una tenacidad y un temple bien calibrado, René siguió el camino que le remitía a su infancia: el amor por las aves de la montaña donde creció en El Progreso hasta sus ocho años.

La montaña que amó René y donde aprendió a amar las aves hoy se encuentra amenazada por la falta de políticas ambientales y regulaciones hacia algunas empresas que depredan y extraen recursos sin límites. Millones de niños siguen sin educación y sin acceso a la salud.

En contexto de desigualdad generalizada y un planeta amenazado por las malas prácticas ambientales, Corado cree que uno de los retos que tenemos como especie, es proteger especies en peligro de vías en extinción, por ello invita a que cambiemos nuestras prácticas ambientales para heredar a futuras generaciones un planeta sano.

Este hombre de corazón de montaña, es un científico y conservacionista que lucha por preservar el entorno natural y por educar a la población sobre la necesidad de proteger y preservar la flora y la fauna de este país privilegiado y único en biodiversidad, además dona becas escolares a niños de escasos recursos desde su fundación El Lustrador.

Desde Antigua Viva, Asociación Destino Antigua, Ecoactiva y Guate Passport les invitamos a la conferencia que dará René Corado donde hará dedicatorias de su libro, El Lustrador, este jueves 24 de enero a las 16:30 en Antigua International School, y a las 18:30 en hotel Casa Santo Domingo.

“Desde niño trabajé duro y eso no ha cambiado, me gusta guiar con el ejemplo. Aprendí mucho trabajando como lustrador en las calles de Guatemala. Sigo siendo el niño de la aldea que suelta la carcajada fácilmente”, dice Corado Pantaleón.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/01/21/el-conservacionista-rene-corado-pantaleon/]

Desde Antigua Viva, Asociación Destino Antigua, Ecoactiva y Guate Passport les invitamos a la conferencia que dará René Corado donde hará dedicatorias de su libro, El Lustrador, este jueves 24 de enero a las 16:30 en Antigua International School, y a las 18:30 en hotel Casa Santo Domingo.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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