Alaíde Foppa
Danilo Santos
desantos.salazar@gmail.com
A través de los micrófonos de radio UNAM (radio de la Universidad Autónoma de México), en junio de 1975, haciendo análisis sobre la conferencia internacional de mujeres, Alaíde Foppa preguntaba: “¿Puede acaso eliminarse el aspecto político si se trata del destino de la mitad del género humano?”. La pregunta sigue vigente 40 años después. Decía la gran poetisa, periodista y revolucionaria: “No se puede cambiar totalmente la suerte de las mujeres si no se modifican las condiciones generales de la existencia para hombres y mujeres; sin embargo, tampoco el cambio de estructuras modifica automáticamente la situación de las mujeres”.
La lucha por la justicia y la igualdad es una lucha política. La lucha de las mujeres, especialmente en un país como Guatemala, tiene mucha más valía y es sumamente importante.
Una niña de 11 años, la directora del Coro Kimberly Flores, la directora de Orquesta Lucía Zicos y todas las integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil Femenina y su coro, Alaíde Foppa, nos hicieron sentir que la lucha de las mujeres guatemaltecas también se hace a través de voces, cuerdas, viento y percusión, fue emocionante: bello. Hicieron vibrar al público en el concierto en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Se estrenó Evocaciones de una ignota heroína, del maestro Joaquín Orellana; pieza escrita en una mezcla de idiomas mayas, en la que el compositor guatemalteco imaginó la música que escuchaban las mujeres guatemaltecas cuando perdían a sus hijos en el conflicto armado interno, o ellas mismas enfrentaban a la muerte. Una mezcla de dolor, lucha y esperanza.
Alaíde Foppa se escuchó de nuevo. Muchas noches como esta para Guatemala. Me quedo con el grito emocionado de un niño de cuatro años, feliz y disfrutando el concierto: BRAVO, MAMÁ. Su madre es la esperanza de la que habla el maestro Orellana, su canto aleja a la muerte y es lucha por la vida. Es lucha política. Es lucha de mujer. “Dicen que es del tamaño/de mi puño cerrado. /Pequeño, entonces,/pero basta/para poner en marcha/todo esto”.(Corazón, Alaíde Foppa, 1970).
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