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Carlos López

El 1 de agosto de 2020 fue un gran día para la cultura de América Latina y mundial: se dejó de transmitir por televisión El chavo del 8, después de casi cincuenta años de tratar de embrutecer a una población adicta al programa calculada en 350 millones de televidentes sólo en América, pues está doblado a más de 50 idiomas y llegó a ser visto en países tan lejanos de México como China, Japón, Corea, Tailandia, Marruecos, Grecia, Angola, Rusia, India e Italia. El primer programa de El chavo del 8 (que se complementaba en su afán idiotizante con el antihéroe Chapulín Colorado) se transmitió el 20 de junio de 1971 en Canal 8 (de aquí tomó parte del nombre), en el inicio de una época trágica para el continente americano por las dictaduras que tomaron por asalto el poder político de varios países. Excepto Cuba, el elenco de ambos programas recorrió, con los auspicios de sus gobiernos, todos los países de América Latina en la década de los años setenta.

I

En el Quijote se halla la interjección ta, ta (—«Ta, ta —dijo Sancho—. ¿Que la hija de Lorenzo Corchuelo es la señora Dulcinea del Toboso, llamada por otro nombre Aldonza Lorenzo?») que empleaba Rubén Aguirre (el profesor Jirafales) cuando se enojaba; este personaje afirmó que la tomó de un maestro de apellido Zelaya que tuvo en tercero de primaria y que solía decirla cuando perdía los estribos. La expresión de Sancho Panza no es de enojo sino de asombro. Parece que «ta, ta» son apócopes de las interjecciones «tate, tate» (utilizadas por Augusto Monterroso en Lo demás es silencio), que tal vez provengan de estate, estate, que indica «tranquilos, en paz, sosegados».

La música empleada en la entrada de El chavo del 8 es La marcha turca, escrita en 1811 por Ludwig van Beethoven; de ésta el músico y productor francés Jean-Jacques Perrey hizo una adaptación que llamó The elephant never forgets. En 2009, Perrey demandó a Televisa y a Chespirito por el plagio de esta obra.

En entrevista de Univisión a Roberto Gómez Bolaños, éste cuenta que quien lo bautizó como Chespirito fue el director de cine Agustín P. Delgado: «Era un diminutivo de Shakespeare y me empezó a decir así, muy, muy sajón, Shakespearito y los técnicos lo castellanizaron; yo también, y así quedó», dijo el comediante (https://www.youtube.com/watch?v=v4Q7fKa1aGQ).

Otro personaje de El Chavo del 8, Quico —a quien su madre sobreprotege—, se creía superior a los habitantes de la vecindad donde vivía. Para reafirmar su creencia, llamaba chusma a los otros, tal como se lo pedía Doña Florinda: «Tesoro, no te juntes con esta chusma». Este término se emplea en Don Quijote,II, en el capítulo LXIII, para nombrar, sin sentido peyorativo, a los galeotes y demás tripulación de servicio de una embarcación.

Aun con estos antecedentes en apariencia cultos (tanto, que ni sus creadores ni los actores sabían su procedencia), el formato simplista —una amalgama de naive y kitsch— y el acartonamiento de los personajes era tan previsible que devino en mojigatería ridícula, absurda, al servicio del sistema.

El personaje del Chapulín Colorado nació en un formato paródico. Gómez Bolaños ha reconocido en diversas ocasiones que en la creación del personaje sigue un modelo cervantino: «Era una crítica como hizo Cervantes con el Quijote, una crítica al exceso de novelas de caballería que había en su tiempo. En mi tiempo hay un exceso de Supermanes y Batmans y todas esas cosas» (https://academicworks.cuny.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1876&context=cc_pubs). De su declaración se deduce que Gómez Bolaño no leyó a Cervantes; se lo han de haber contado sus creadores.

II

En la XXV Feria Internacional del Libro de Bogotá, en 2012, se programó un recital de inauguración del Festival Internacional de Poesía de Bogotá en el auditorio mayor de Corferias, con tan mala suerte de que a la misma hora se presentaba Sin querer queriendo. Memorias (Aguilar, 2012), de Roberto Gómez Bolaños. La fila para oír a este cómico era de más de 4 mil personas, por lo que los organizadores cambiaron su presentación al auditorio donde se presentarían los poetas invitados esa tarde. Nadie protestó. Tampoco hubo protestas en 2007 cuando en la XX edición de dicha feria afirmó el actor, pocos días después de que se cumplieran 70 años del bombardeo fascista a Guernica: «Quien me convenza de que el cuadro Guernica no es una caricatura va a tener que hacer un gran esfuerzo» (https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/273120.dice-chespirito-que-el-guernica-de-picasso-es-una-caricatura.html).

En la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), a pesar de la cantidad de sus integrantes y de los órganos que la rigen, mandaba Chespirito. Según el sistema de votación de este organismo, para tomar cualquier decisión en la más antigua y numerosa sociedad de ese tipo en México los votos se cuentan por las aportaciones de sus integrantes. Gómez Bolaños era el que más cotizaba; su voto llegó a valer por el de dieciséis mil. Los intereses que el actor representaba eran los de Televisa, el pulpo televisivo más grande de América Latina. Televisa terminó por adueñarse de la Sogem.

III

Cuando apenas estaba asentando su régimen dictatorial Augusto Pinochet en Chile —en medio del terror, la persecución, el asesinato de los opositores— fue a recibir el espaldarazo del elenco de El Chavo del 8. Más de 80 mil personas concurrieron en octubre de 1977 al Estadio Nacional de Santiago —convertido en la cárcel más grande del genocida— para ver a sus personajes de la televisión. Treinta años después, en Sin querer queriendo, Gómez Bolaños justificó su desfachatez y ofendió otra vez al pueblo chileno: «Es obvio que ninguno de nosotros recordaba que el estadio hubiera sido alguna vez usado como “campo de concentración” o cosa semejante y, para terminar, también es obvio que, de haberlo recordado, de todos modos, habríamos trabajado ahí», declaró, cínico, el apologista y pregonero del fascismo.

En 1978, durante la cruenta dictadura militar encabezada por otro genocida, Jorge Rafael Videla, caracterizada por el secuestro de menores (práctica sistemática de terrorismo de estado que consistió en el secuestro, desaparición y ocultamiento de la identidad de hijos de detenidos-desaparecidos , muchas veces mediante partos clandestinos y adopciones ilegales), Gómez Bolaños pactó con la oficial Argentina Televisora Color (recién controlada por el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada),  para transmitir en Argentina sus programas y una gira por ese país desangrado por los militares y las fuerzas represoras del gobierno. El día de la primera emisión en el nuevo canal del régimen golpista, se aprobó la polémica circular 1050 que golpeó en las propiedades y la calidad de vida de los argentinos (Alejandro I. López, en «El lado oscuro del Chavo del 8 y las dictaduras en América Latina» (https://culturacolectiva.com/historia/el-lado-oscuro-del-chavo-del-8-y-las-dictaduras-en-america-latina). Qué terrible paradoja: un programa para menores, cuyo elenco defendió al régimen que exterminó niños, se proyectó en el canal de los militares argentinos.

Roberto Gómez Bolaño era sobrino del dictador mexicano Gustavo Díaz Ordaz, autor de la matanza de Tlatelolco en 1968. En su autobiografía, Chespirito trata de desligarse de su tío y pretende que el hecho de que su familiar fuera presidente de la república no tuvo nada que ver en su carrera profesional: «¿Sabes qué? —le dije a mi mamá—. No voy a ver al tío Gustavo de aquí a 1970, cuando termine el sexenio en que gobernará él. […] Esta decisión fue tomada únicamente en función de las posibles influencias que se pueden atribuir a los parientes del presidente del país, influencias que yo no necesitaba y que, por demás está decirlo, jamás solicitaría. Pero tampoco es un gesto de prepotencia el asegurar que no necesitaba dichas influencias, ya que mis actividades estaban totalmente alejadas de la política», afirmó el miembro del Partido Acción Nacional de México, de origen nazi.

Según Florinda Meza, la última esposa de Gómez Bolaños, «Chespirito ya es un programa de culto. Es parte del adn de los latinos, lo llevamos en la memoria genética» (https://www.debate.com.mx/show/Asi-lucia-Florinda-Meza-en-su-juventud-el-profesor-Jirafales-aseguro-que-la-actriz-paraba-el-trafico-20200818-0164.html?fbclid=IwAR2I9lN74kkE30MC86xWn8G62ggLM6HS19lxzxKTiEqjY7AHRObmYWB8n5o). Que la boca se le haga más chicharrón, señora, y ojalá que la gente consciente ya no permita que regrese nunca más el programa donde usted, jodida, chusma, despreciaba a los jodidos que le dieron de comer durante tantos años.

Cuando apenas estaba asentando su régimen dictatorial Augusto Pinochet en Chile —en medio del terror, la persecución, el asesinato de los opositores— fue a recibir el espaldarazo del elenco de El Chavo del 8. Más de 80 mil personas concurrieron en octubre de 1977 al Estadio Nacional de Santiago —convertido en la cárcel más grande del genocida— para ver a sus personajes de la televisión.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos López