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La igualdad ante la ley desenmascaró a la oligarquía. Es hora de converger en el ideario de octubre y así forjar la unidad política de empresarios no oligárquicos, capas medias y pobrerías.

La Revolución de Octubre fue democrática porque su objetivo económico consistió en sacar al país del entrampamiento oligárquico semifeudal, a fin de llevarlo a un capitalismo moderno y autónomo que le garantizara al pueblo la sobrevivencia a partir de su propio esfuerzo. Las siguientes palabras de Arbenz, pronunciadas en su discurso de toma de posesión, lo prueban sin lugar a dudas:

“Nuestro gobierno se propone iniciar el camino del desarrollo económico de Guatemala, tendiendo hacia los tres objetivos fundamentales siguientes: convertir nuestro país de una nación dependiente y de economía semicolonial en un país económicamente independiente; convertir a Guatemala de país atrasado y de economía predominantemente semifeudal en un país moderno y capitalista; y hacer que esta transformación se lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible del nivel de vida de las grandes masas del pueblo”.

Si esto es comunismo, entonces los neoliberales también lo son porque alegan luchar por el mismo objetivo. En este sentido ?es decir, en el sentido del contenido de los tres puntos que Arbenz menciona y que constituyen el ideario económico de la Revolución? puede afirmarse que la tarea que quedó pendiente cuando en 1954 la oligarquía, un sector reaccionario del ejército y la CIA truncaron aquel proceso hacia el capitalismo moderno, fueron las medidas que Arbenz había emprendido para lograrlos: el impulso de la pequeña propiedad agrícola sin expropiar los latifundios, y de la pequeña empresa sin expropiar los monopolios. Eso sí, sometiéndolos a la regla de juego de la libre competencia.

¿Por qué este ideario no puede ser retomado adecuándolo a las circunstancias actuales, en las que la oligarquía controla ?además de la tierra? el comercio, la industria y las finanzas, y lo hace de manera tan ineficiente que lo que mantiene a flote al país no es ninguna de estas actividades sino las remesas de los ilegales y los narcodólares que hacen posible la leonina actividad del sistema bancario oligárquico?

¿Por qué este ideario, cuyo truncamiento dio origen a la lucha armada, no puede ser la piedra de toque para converger en un proyecto de nación que retome ?actualizándola? la agenda económica y democrática de la Revolución, sobre todo ahora, cuando la oligarquía no tiene un proyecto político sectorial que ofrecer porque se ha desenmascarado como promotora principal del delito organizado, la violencia pandillista y el narcotráfico, así como de expedientes criminales como la “limpieza social” y la corrupción, mediante (por ejemplo) el contrabando de toneladas de pollo en furgones fantasma que circularon con lujo de impunidad por las carreteras nacionales en tiempos de Berger? Las capturas de Giammatei, Vielman y (pronto la de) Sperissen, las destempladas protestas de Berger y Stein ante la CICIG y la asustadiza fuga de Dionisio Gutiérrez, así lo ilustran. Y por si esto fuera poco, la patada de ahogado de Arzú en cuanto a “volver a la política” para gobernar manipulando a un títere que será candidato en las próximas elecciones (por un partido que no es sino el cadáver maquillado del MLN), expresa la desesperación oligárquica por volver a controlar el Estado.

La derecha fascista puede ser vencida convergiendo en el ideario de octubre y forjando la unidad política de los pequeños y medianos empresarios, las capas medias asalariadas y las pobrerías rurales y urbanas. ¡La igualdad ante la ley ha desenmascarado a la oligarquía! ¡Llegó la hora de derrotarla!

Autor: Mario Roberto Morales

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