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Irmalicia Velásquez Nimatuj

Este sería un digno legado de las actuales autoridades, que trascendiera a su fugaz paso y que mostraría que los errores se corrigen sabiamente.

Dentro de los múltiples Errores, con mayúscula, del actual gobierno y concretamente de quienes están al frente del Ministerio de Cultura y Deportes fue haber destituido de manera arbitraria, en medio del fin de año al maestro Francisco Morales Santos, como director de la Editorial Cultura, acción que fue anulada el pasado 6 de enero, luego de la presión ejercida al Viceministerio responsable desde espacios nacionales e internacionales.

El escritor Morales Santos, es quizá de los pocos creadores y profesionales que hereda a su país una sólida producción literaria y, además, como poquísimos literatos ha dedicado más de dos décadas de su vida a hacer lo que muy pocos han hecho, dejar de lado sus egos personales, comunes en el mundo de la literatura y haber construido desde la Editorial Cultura una plataforma que ha permitido, con recursos humanos, técnicos y económicos mínimos, que la voz de varias generaciones de escritores publicaran y socializaran sus creaciones dentro y fuera de Guatemala a precios accesibles.

Este acto deleznable, por el que ha atravesado el maestro Morales Santos, debe servir de precedente para evitar que atropellos similares se ejerzan en contra de él o de otros artistas que han servido o están aportando a Guatemala con lo mejor que tienen: su talento y su trabajo cotidiano. Esto sin duda no es tarea fácil en un país en donde la literatura y la creación no son prioridad, no se incentivan y, además, no se vive de ello. En Guatemala artistas de la talla de Isabel de los Ángeles Ruano o de Humberto Ak’abal retratan como en momentos claves de sus vidas enfrentaron no solo la negación de servicios de salud sino sobre todo el vergonzoso abandono y la indiferencia total desde el Estado. Contradictorio porque el Estado es el responsable de procurar que las y los creadores que han puesto en alto el nombre de Guatemala concluyan su producción y su vida con dignidad.

Frente a esto, si el Ministerio de Cultura desea reparar levemente el daño causado, debe garantizar al maestro Morales Santos, como mínimo una plaza laboral digna, permanente y con un salario decente, en la que se reconozcan sus décadas de servicio, evitando así que cada año se enfrente él y su equipo a la ignorancia o al clientelismo de las autoridades de turno.

Además, esta es una oportunidad única para que el ministro de Cultura institucionalice un acompañamiento digno a las y los artistas nacionales que a nivel nacional y desde todas las ramas de la creatividad están enfrentando momentos difíciles ante la pandemia del COVID-19. Este sería un digno legado de las actuales autoridades, que trascendiera a su fugaz paso y que mostraría que los errores se corrigen sabiamente.

Frente a esto, si el Ministerio de Cultura desea reparar levemente el daño causado, debe garantizar al maestro Morales Santos, como mínimo una plaza laboral digna, permanente y con un salario decente, en la que se reconozcan sus décadas de servicio, evitando así que cada año se enfrente él y su equipo a la ignorancia o al clientelismo de las autoridades de turno.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj