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Danilo Santos

Cuando pensábamos que nos habíamos librado del histrionismo en el Ejecutivo guatemalteco, resulta que el presidente Giammattei tiene sus propios recursos para la puesta en escena para atraer (y distraer) la atención de los medios de comunicación y la ciudadanía. La diferencia es que, en el caso del actual mandatario, no está haciendo la “interpretación” de un papel; él realmente es autoritario y representa con propiedad los intereses de una élite ultraconservadora.

Al parecer, en la política guatemalteca, esto de crear cortinas de humo mientras se opera realmente lo importante, es una práctica que se ha ido afinando al punto de crear realidades coyunturales perfectas para distraer la atención de la ciudadanía mientras la clase política hace lo que le da la gana. La sanción de la Ley de oenegés por el Presidente, el nuevo aire del Frente Parlamentario dizque por la vida y la familia, la bulla alrededor de iniciativas de carácter regresivo en el Congreso, todo, está en función de entretenernos. La pregunta que nos debemos hacer es qué es lo que subyace.

La vocación de la alianza de los partidos de derecha en el Congreso y la Presidencia de la República va por el derrotero del Estado Finca con una fuerte vigilancia y represión de la disidencia política o ideológica. Estamos en un momento realmente delicado, más que en los tiempos de Jimmy Morales, Giammattei sí sabe lo que está haciendo, sí sabe lo que quieren las élites, sí sabe qué efecto tendrán sus decisiones, están planificadas, no son exabruptos producto del delirio que provoca el poder; para los intereses policiales de los dueños del país el Presidente está actuando como estadista…

El último espacio para tomar es la Corte de Constitucionalidad (esto es lo que subyace), y más allá de las cortinas de humo que fabrican, hay que poner atención al proceso que fue amparado por la CC en relación con la elección de magistrados y salas de apelaciones, tanto porque impactará durante cinco años la justicia como porque tendrá incidencia en un año en la conformación de la propia CC. Si este espacio es tomado al fin, entonces si no tendremos más que llegar a la radicalización que tanto critican, pero que en realidad se mueren por propiciar, porque para un Estado policial lo mejor es tener díscolos que reprimir cual si fuera un virus que hay que erradicar.

“Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque no yo era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí”. (Martin Niemöller).

Lo que se asomaba con el gobierno anterior ha llegado, es momento de defender las reglas democráticas en el quehacer político y la participación ciudadana; no permitir la deslegitimación de las luchas por los derechos, no tolerar la violencia y la restricción de libertades civiles.

Fuente: [https://lahora.gt/el-virus-de-los-discolos/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar