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Era un pobre trovador sin guitarra, trabajaba día tras día para poder llevar el pan a su familia; se ubicaba en la calle central de su ciudad, en su puesto vendía golosinas y cigarrillos, no importaba si el tiempo se manifestaba con lluvia o verano, él era fiel a su trabajo, le dedicaba el mayor tiempo a su ocupación, al llegar la noche se podía observar al pobre trovador con una bella sonrisa porque había llegado la hora de marcharse a su hogar. Llegando a su humilde casa, lo primero que realizaba era escribir letras de canciones con sentimientos poéticos, las cuales no podía montarles música porque aún no había llegado a la meta para poder comprar su guitarra.

Pasaron los años y él todos los días realizaba lo mismo sin desesperarse, un día sorpresivamente en un bazar de cosas en mal estado, ya muy deterioradas, estaban vendiendo una guitarra clásica española, la cual era su mayor anhelo un día poder tocarla; sin pensarlo corrió hacia el lugar y con las pocas ganancias del día compró su guitarra. Sonrientemente caminaba por las calles de su barrio presumiendo su instrumento, para el pobre trovador parecía nuevo, llegó a su casa con una sonrisa de oreja a oreja.

Esa misma noche le interpretó su nueva canción a la luna llena y a lo que más quería: su hermosa familia. No había noche que no compusiera una sola canción con letras poéticas el trovador. Se volvió tan popular por las calles de su barrio con su música que hablaba de sólo amar y también de paz, que era invitado a amenizar fiestas de sus conocidos, a donde viajaba el trovador lo acompañaba su amante la guitarra, así le llamaba él a su instrumento fiel. Pero si lo miraba de una perspectiva diferente, todo marchaba mal; poco a poco estaba descuidando su trabajo y su familia. En horas de trabajo le prestaba más atención a su guitarra junto a sus letras románticas que atendía rápidamente a sus clientes dándoles un mal servicio el cual hizo que su clientela fiel y verdadera se alejara de su persona haciendo que sus ganancias al día disminuyeran.

Llegó al extremo de alimentarse junto a su guitarra, le prestaba demasiada atención, que parecía su amada a la cual el le cantaba; se obsesionó tanto el trovador que poco a poco su trabajo perdió, sus dos hijos y su esposa enfurecidos con el pobre cantautor, ya no compartía ni un minuto de su vida junto a su familia ya que su vida se había convertido en la música. En una humilde habitación ubicada en la parte atrás de su casa estaba más de la mitad de su vida escrita en hojas de papel simple, sus poesías y sus partituras; en esa humilde habitación se alimentaba y dormía, ya ni con su familia compartía las horas de descanso.

Un día salió muy temprano de su casa con su guitarra en el hombro, como su puesto de venta ya lo había perdido decidió subirse a los autobuses a interpretar sus inspiraciones por monedas que las personas le brindaran, regresó muy feliz e ilusionado por lo que había logrado, se había dado cuenta que había mucha mas ganancia tocando en los autobuses que vendiendo cigarrillos pero cuál fue su sorpresa que cuando llega a casa cantando los bellos versos que él había compuesto, sobre la mesa de madera donde rezaba y pedía al cielo que nunca le faltara su trabajo, estaba escrita una carta con tinta roja firmada con puño y letra por su querida esposa y sus maravillosos hijos despidiéndose definitivamente de él y haciéndole ver en la carta que perdió a su familia por preferir un pedazo de madera y unas hojas de papel con letras viejas, su familia se había marchado a un lugar que ni él imaginaba, la carta de tinta roja se deterioraba por las gotas de llanto que derramaba, dispuesto a perdonar;  sobrepasar limites y murallas, salió corriendo a buscar a su querida familia, lo cual todo fue negativo porque pasaron los meses y el trovador aun no encontraba lo que más amaba: su querida esposa y sus hermosos hijos, como él les llamaba.

Solitario como un lobo perdido en la ciudad, las cuerdas de su guitarra ya no se escuchaban por las calles de su barrio con la felicidad que un día se pudieron escuchar, sin aliento para hablar y caminar decidió en la esquina de una avenida cantar ubicando un sombrero negro junto a su persona para que las personas que deseaban depositar lo que su corazón deseaba dejar, desesperado y confuso se llenó de valor, empezó a caminar hacia un lugar de mucha tristeza y pobreza, el basurero más grande de la ciudad, con un amargo llanto y recuerdos verdaderos que pasaban en su mente por ese instante, como un guerrero con fe lleno de fuerzas sobre unas llantas de tractor viejas recostó su guitarra aquella amada que le dio los mejores momentos de su vida pero también por ella perdió lo que mas quería, su familia.

Hoy en día no ha vuelto a encontrase ni con su familia ni con su guitarra. Lo perdió todo por no saber valorar, quedando solo como un lobo en el desierto de tristeza.

Título: EL TRISTRE TROVADOR
Autor: Ceuleman Villacinda (Guatemala)
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